Hay pocos casos en las que un proyecto cesa por jubilación, o lo que es lo mismo, muere con éxito. Y más en Alicante, una ciudad en la que el emprendimiento está basado, en el 90% de los casos, en el trabajo individual de alguien que se ve «solo ante el peligro», sorteando zancadillas y en la mayoría de los casos, sin ningún tipo de ayuda. más de 30 años después, Clan Cabaret cierra sus puertas como algo más que el sueño hecho realidad de alguien que quiso y consiguió llenar, el vacío cultural del que la ciudad adolecía.
El sábado, el clásico «New York New York» cerró por última vez el la mítica sala de la Calle Capitán Segarra, un lugar que ha sido refugio de quienes se querían reír, de quienes no tenían donde acabar sus farras, o de los que simplemente querían estirarla.
El recuerdo de todo eso es tan personal, que me parece inapropiado describir los míos, ni generalizar pensando que mucha gente puede haber vivido algo parecido. Imagino que durante un tiempo muchos nos seguiremos acordando de su esencia, comparando lo anterior con lo que quiera que hagan ahí los nuevos gestores.
La verdad, si son listos, no cambiarán demasiadas cosas. Porque Alicante no tiene demasiados espacios dónde expresarse tenga un valor tan importante y necesario. Como Mamen, a la que, seguramente, ahora, Alicante valorará en la medida que merece (que es mucha).
Así se escribe la historia de una ciudad, con espacios y personajes que conviven con el contextos social y cultural en el que viven. Arriesgando a veces, sucumbiendo a las modas otras, peleando más veces de las debidas y contribuyendo a que muchos artistas hayan encontrado la primera frase de su historia sobre un escenario por el que han pasado muchos, y muchas, grandes de la escena nacional.
Por eso, este post no va a tener punto final. Queda abierto a vuestras historias, vuestros recuerdos con Pedro Reyes, Javier Krahe, Pablo Carbonell, Ignatius, Pantomima Full… porque las puertas cerradas no implican el final de la magia que hoy hará desaparecer la nocturnidad y la alevosía, para dar paso a una nueva condición de mítico, inolvidable e irrepetible.
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