Esa era mi última noche en El último bucardo y, horas antes del concierto, ya andaba tristona por no poder quedarme lo que restaba de semana. Por suerte, Rubén Padilla vino al rescate y me pidió colaboración en un par de temas, lo que hizo que mi pena se transformara en nervios; perfecto!!
Rubén no es un cantautor al uso, de hecho… solo le conozco un par de temas propios!! Entonces… ¿¿Hace “covers”?? Pues tampoco. Rubén coge melodías que todxs conocemos y cambia las letras según le convenga. De esa manera, afirmó aquella noche bucarda, que era de Alka-ETA y que, además, se le iba la olleta.
En ETS, a ritmo de Michael Jackson, nos cantó de las bondades de Ada Colau. Con la música del Dúo Dinámico, y la letra de Marca España, nos recuerda la vergonzosa tragedia de El Tarajal. Pero no todo es crítica social en el repertorio de Rubén: La felicididad de Palito Ortega, se convierte en todo un homenaje al Omeprazol. El Adiós papá de Los Ronaldos pasa a ser todo un drama en Adiós Tupé; y el amigo del alma de Roberto Carlos resulta ser ese amigo moroso que más de uno tiene. Como no, cantó a La Xiqueta, tema altamente pegadizo de autoría propia, en el que no faltaron los coros de Anita Antón.
Acabó su parte del concierto con Directo al corazón, de Miguel Ríos, sin cambios de letras, sin parodia, sin cachondeos. Y así, con ese alarde de versatilidad contundente, nos dejó listxs para seguir disfrutando de la velada.
He de confesar que comencé a escuchar a Alfonso del Valle cuando supe que iba a la V edición de El sur en Los Pirineos, y es que, hasta entonces, la vida no me lo había puesto en los oídos. Por suerte, pudimos disfrutar de su voz también las noches anteriores a la de su concierto: la primera, porque se hizo jam; en la segunda le escuchamos “Dónde se habrá metido este Javier” con motivo del aniversario de la muerte de Krahe, y en la tercera como anticipo de la noche de jueves. Todo un lujo, vamos.
Y es que, verlo en escena es toda una lección de vida. Presente, cercano, a la escucha, con la tranquilidad que da la experiencia pero, a la vez, con una mirada inocente y traviesa que solo pude ver mientras llenaba la sala de melodías, ironías, juegos de palabras y dobles sentidos. Alfonso, en muchos de sus temas, combina también (y tan bien) el humor y la crítica, pero lo hace de forma diferente (si lo comparamos con Rubén Padilla u Oscárboles): no le hace faltan grandes grafismos ni historias increíbles, no; lo hace desde lo pequeño, lo sutil. El resultado, temas ingeniosos y perspicaces que cautivaron al público desde el primer momento. Un brindis por este gran descubrimiento tardío!!
Y hasta aquí, los conciertos de las cuatro primeras noches del V Sur en los Pirineos.
¿¿FIN???
Deja una respuesta