CULTURA EN BARRIOS es (o fue) una de las propuestas más interesantes del Ayuntamiento de Alicante, porque integra la cultura en el día a día de la ciudad, reivindica el espacio que (por desgracia) han perdido las abandonadas Bibliotecas de Alicante y, en parte, descentraliza las actividades y lleva a los barrios una (pequeña) parte de la programación pública.
Nadie sabe bien por qué, su programa ha desaparecido de los 2 primeros meses del 2024. Y ahora reaparece con 75 nuevas propuestas para el segundo trimestre del año (unas cuantas menos, por cierto, que las que hubo en el último trimestre presentado).
Nosotras, no os vamos a engañar, en realidad, se repiten un alto porcentaje de las propuestas, lo que denota cierta falta de gestión por parte de la Concejalía de Cultura. Y, además, se mantienen errores como la reserva de entradas sin límites, ni exigencia que no penaliza a los que luego no van a ver el espectáculo. Porque en la nota de prensa, hablan de 20.000 asistentes «en las últimas ediciones». En realidad, puede que haya habido 20.000 reservas, pero cuando se da un dato, hay que hacerlo especificando de dónde sale, porque en un año sería un éxito, pero en los 6 que lleva en marcha… no tanto.
La falta de civismo no es culpa del Ayuntamiento, obviamente, pero convendría que de vez en cuando se tuviera en cuenta la parte práctica que muchas veces hace inviable que alguien que sale a las 17.00h del colegio, llegue a las 17.30h (y merendado) a cualquier sitio.
Quizá sea un buen momento para replantearse la oferta (que incluye teatro, danza, circo, magia, narrativa oral, canto coral, conciertos didácticos, proyecciones audiovisuales y debates o animación a la lectura) y, entre semana, integrar una parte de esa programación en el horario escolar, como intentan hacer desde hace años el Arniches, o la Sala Tramoya de Elche. Más que nada, porque si un progenitor carece de tiempo o interés, la cultura acaba llegando siempre a los mismos nenicxs. Y nada tiene de democrático, o de innovador que siempre vaya la misma gente.
De hecho, siempre nos ha llamado la atención que haya transversalidad en la aportación de otros entes como la Diputación, la UA o el Museo de Aguas, mientras la Concejalía de Educación no asoma por ningún lado.
También, es digno de mención, que no se tengan en cuenta las necesidades específicas de cada barrio. Al final, si no hay una continuidad, ni una lógica en las propuestas, (aunque se agradece el esfuerzo) vale de poco programar. Igual, un punto de autogestión en los Centros Sociales, otorgarles una idiosincrasia concreta, o dotar a cada Biblioteca de un presupuesto, o una forma de gestión consensuada, sería más lógico que ésto de repartir actuaciones sin ton ni son.
EL PROGRAMA
Se trata de un conglomerado que aúna las programaciones de secciones específicas de Anem a la Biblio, actividades culturales y animación a la lectura, en formato presencial y online, Menutsbarris, muestra de artes escénicas y músicas para la infancia y la juventud, Escena d´aci , especializada en artes escénicas y músicas de nuestro territorio, Visualcbarris, programa dedicado a proyecciones audiovisuales para el debate y la conversación, y Sentimbarris sobre experiencias culturales en común, dedicado a aquellas iniciativas y propuestas culturales de carácter aficionado y comunitario con el objeto de poner en valor público el trabajo artístico desarrollado por entidades y colectivos diversos desde los mismos centros sociales u otros espacios de cada barrio o distrito.
Es cierto que el «plan» da un trabajo concreto (de hasta 3-4 funciones) a 200 artistas, en su mayoría locales. Pero el «desdoble» es una pequeña trampa que muchas veces genera confusión entre los que no saben, realmente, lo que están viendo. Porque si el objetivo es crear un hábito, el fin no se consigue. Y 4 o 5 actuaciones, aunque se agradecen, no son suficientes para dignificar la profesión de artista.
Podéis pensar que ésto es una crítica gratuita. Pero la realidad es que CULTURA EN BARRIOS va perdiendo trascendencia cada año. Entre otras cosas, porque olvida su fin principal: que en los barrios sucedan cosas y que los habitantes del mismo participen en ellas. La realidad, dicho por sus propios protagonistas, es que los talleres (salvo contadas excepciones) están medio vacíos, y las actividades del fin de semana tienen un público fiel determinado, casi nunca exclusivo del barrio en el que se celebran, que encima, ni pincha, ni corta. Tanto, que no es raro ver «contraprogramaciones» de las sacrosantas Hogueras.
Nada que ver, por ejemplo, con lo que el Ateneo de Carolinas propone cada semana (sin ayuda pública alguna), o lo que está empezando a proliferar con propuestas como Guanaco Events, El JACINTO de la Cuarta Piel, el Local que Alacant Desperta está habilitando en la Calle Hermanos Soto Chapulí, o La Casita de la Asociación de Cantautores, que sí intentan que haya una participación ciudadana activa en sitios olvidados de la ciudad.
Y si hablamos de programación específica, nuestros NENICXS CULTURETAS, evidencian que en apenas cinco años, Vadecuentos, Tolón Tell On, El Petit Lector, Robot Kids, los mercados que tienen en cuenta a los niños, y niñas, en su programación, etc. Han acompañado la cruzada independiente que LLibres Chus inició hace dos décadas, desde esa «trinchera» sin ayudas públicas.
Cohabitar y coeducar, debería estar entre los planes específicos que la gestión pública debiera tener. Descentralizar puede ser la consecuencia. Igual que ayudar a dar forma al criterio, normalizar la cultura como forma de diversión y otras muchas cosas que, a su manera, sí ha cumplido ésto de CULTURA EN BARRIOS.
Pero aunque otros opten por el corta-pega de una verdad a medias, conviene, de vez en cuando hacer autocrítica. O, al menos, escuchar las críticas que, como veis, haberlas, haylas.
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