Hay dos tipos de personas, l@s que se levantan todos los días pensando que van a cambiar el mundo y l@s que piensan que ese mismo mundo es una puta mierda. El matiz parece ridículo, hasta que en una misma reunión social, en una esquina de una calle cualquiera, gente del primero de los grupos se da cita, aparcan el ego y ponen en común la parte concreta de los sueños que comparten.
Hace apenas un año, éste era un blog que daba sus primeros coletazos, mientras un barbudo y una bella fotógrafa se planteaban la posibilidad de captar instantáneas bajo el seudónimo de Click and Pum. Un periodista idealista malgastaba su tiempo, y su enorme talento, a cambio de un sueldo de Becario en AlacantiTV, el Euterpe era un recuerdo con fondo musical de los puretas sanjuaneros, «entre la tierra y el mar«, seguramente, era un sonido repetitivo de local de ensayo, Mise era un artista desconocido, Luddie una cantautora en ciernes con pánico a subirse al escenario y Clara Rodríguez ¿quién iba a pensar hace 300días que esa chiqueta iba a ser concejala de cultura del poble?
El mundo no se cambia en dos días, ni en un año, a veces ni siquiera una vida es suficiente para cambiarlo. Pero en ese proceso, inapreciable para el ojo del crítico pesimista, hay un sinfín de cosas. Muchas las hemos contado aquí, otras se nos han pasado o son secreto de sumario, pero todas juntas conforman situaciones como las que ayer juntaron a unos cuantos centenares de personas en un pueblo diferente, aislado por los responsables del transporte público de la provincia, llamado San Juan.
En él está el Refugio, posiblemente, el mejor club de jazz en 100km a la redonda, dos mercadillos más que recomendables (el del poble el sábado y el de Benimagrell los domingos), el Euterpe, el «música a la plaça«, el hospital… y muchas cosas más que se nos pasan de largo, porque eso de que no llegue el Tram, o de tardar una hora y veinte minutos, de reloj, viajando como sardinas en lata, para recorrer los 10kilómetros que separan el mercado de Alicante de Sant Joan (como para no acabar cogiendo el coche), es lo que tiene.
Pero bueno, con lo que cuesta ver por estos lares festivales en la calle que dan bola a los grupos autóctonos, debemos ser agradecidos y hacer el esfuerzo que sea menester. Y más si la causa es, aparte de cultural, solidaria, y podemos contribuir a que el banco de alimentos de la Cruz Roja llene su despensa, o saber qué es eso del Tessinf, o fomentamos el uso de la bici y el reciclaje ¡qué mucho pedir a los políticos que firmen acuerdos en el Ayuntamiento y en París y luego l@s que tenemos las calles que dan asquito somos nosotr@s!
Cómo os hemos dicho, llegamos tarde por culpa del transporte público y encima sudando como si, en vez de en diciembre, estuviéramos en pleno verano. En el escenario Let it roll apuraban una versión de los Rolling, Mise, Toni y Trie trazaban, sobre un muro, las primeras pinceladas de sus graffitis, los niños conocían la importancia del Hey Jude, la música, la cultura… y las chicas de la cruz roja recogían kilos y kilos de comida no perecedera para el banco de alimentos.
El ambiente era distendido. Parecido al que se respira cualquier sábado de música a la plaça o los domingos soleados en el mercadillo de Benimagrell. Billy Mandanga compraba un montón de botellines de agua para su grupo, mientras nosotros nos pedíamos nuestra primera cerveza en una barra «regida» por simpáticos y altruistas camareros. El pregoner captaba con su cámara cada momento, Fran se preocupaba de que todo fuera como tenía que ir y la concejala, a diferencia de sus predecesores, se perdía entre la multitud huyendo del protagonismo y de las fotos fáciles que tanto le gustaban a los políticos de otra época.
Con el olor a brasa humeante recorriendo la plaza Josep Carreras, Pura mandanga acabó de saciar nuestro hambre de cultura matutina. El buen rollo está muy caro en los tiempos que corren y hay déficit de argumentos para bailar, saltar u olvidarse de todo lo que provoca arrugas. Como dijo nuestra buena amiga Mara, parafraseando a Mecano, el día que presentaron en AlacantiTV el culturhelp: «Entre el cielo y la tierra hay algo con tendencia a quedarse calvo«, cierto, los calvos estaban en casa durmiendo la mona del aburrimiento de hacer todos los sábados lo mismo, mientras una extraña especie animal reeditaba bajo el sol de diciembre las 1000 noches de Pura mandanga poniendo palabras a un sentimiento, o una revolución (silenciosa) que empieza con un baile y termina con un bocadillo de chorizo a la brasa.
Mientras la plaza se despejaba a la hora de comer, hablamos un ratito con los artistas, saludamos a Xeco Rojo y su parte contratante, hablamos de la magia, de los niños, de la necesidad de aparcar la competencia y fomentar el buen rollo entre gremios (causa de una parte del estancamiento cultural y moral de esta provincia) y nos fuimos a comer con nuestra prima del esguince y su princesa preadolescente en el bar de Tito, porque la gastronomía también es cultura, y aunque sea en forma de bocata, siempre es importante no perder la oportunidad de paladearla.
Ya con el estómago lleno, llegamos a tiempo a ver a que huelen los nervios y el pánico escénico de una debutante llamada Luddie. ¿quién no ha tenido miedo alguna vez? He ahí nuestra condición de humanos, y la importancia del calor, cuando la temperatura baja y necesitas el abrigo de una chaqueta, de una buena letra o del mejor de los calores, el que genera el arrope de la gente.
El fin de fiesta se lo reservaron al barbudo de la guitarra roja. Se fue el sol, pero salió Xeco Rojo, justo a tiempo para que el frío no nos hiciera tiritar al son de esas versiones que nos evocan al verano. A diferencia del viernes anterior en el MIAA, no abundaron los temas de su esperado «caer de pie», pero la experiencia es un grado que te impide ser repetitivo. Y ayer Fito, Pau o Serrat entraban mejor que John Mayal. Y mientras las obras de arte viajaban al interior de la casa de cultura, bailamos como Angus Young, a la pata coja, una buenísima versión de «Highway to hell«, saludamos al matador, contribuimos a la solidaridad ayudando al italiano del bar ocasional a transformar su punto de venta en un remolque, y tras dejar a la lesionada en casa, nos fuimos a la nuestra esperando que haya muchos Culturhelp, mucha cultura y muchos locos soñadores que contribuyan, con su paciencia, su vocación y su tiempo a que el mundo sea un sitio mejor, más limpio y con un transporte público con la frecuencia necesaria para que la fiesta de la cultura sea completa.
Jesús Luengo dice
Gran artículo Jonn. Me estás mal acostumbrando, entre tu libro y tus artículos eres de las pocas personas que hace que eche de menos estar allí, disfrutando del ambiente, las personas y por supuesto, la comida y la bebida. Un fuerte abrazo amigo y a seguir trabajando como lo haces.
Jonn dice
No se queje usted que entre New Orleans, la NBA, las veletas made in USA y lo que no me dejas ver, llevo unos cuantos "dientes largos moments" jaja