Aunque algunos confundan la fiesta con la borrachera y se empeñen en llenar las plazas (y sus maceteros) de cascos de cervezas, comprados en puestos de fruta del mercado, la diversión puede ir más allá del tópico definitorio del alicantino. Opciones hay muchas y variadas, nosotr@s siempre os hablamos de las musicales, pero sin salir de Alicante, este último fin de semana todos esos mendrugos borrachos, amantes del postureo, podían haberse edulcorado el cerebro con danza, poesía o una visita a ojear la obra de Sempere, en vez de dar por saco a la ciudad con tanto griterío. ¡Qué pena que con todo lo que se hace por aquí nos sigan conociendo por el (pe)tardeo!
Pero ¡qué no decaiga el ánimo! que mientras existan la calle Poeta Quintana, Santa Leonor, el Eat My Soul y esos cuatro locos empeñados en darle un vuelco a las modas, seguiremos sintiéndonos afortunados por ideas tan locas como importar un Mardi Gras de New Orleans y ver gente disfrazada detrás de una orquesta de Jazz, nenic@s moviendo sus culos con paquetes e incluso la guerra del Lindy Hop paralizada por un día en pleno Claustro. ¡Ay esos egos!
Ahí van las fotos de nuestra fotógrafa de guardia y algunas que les hemos robado a Matías Alhambra (Esperamos que no le importe):
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