La Universidad ha sido siempre el criadero de los cambios. De su implicación en la realidad depende, en parte, que el futuro sea más o menos ilusionante.
Últimamente, tengo la sensación de que educamos robots y que el aspecto crítico se confunde con las barrabasadas de 140 caracteres mal escritos en una red social, de ahí que vea tan necesario hacer hincapié en ir un paso más allá: implicar, debatir, ceder y descubrir. Todas estas son cosas que no se pueden hacer desde una silla de ordenador, ni a través de una conversación de Whatsapp. La evolución requiere movimiento, y en ese meneo de diferentes «día a día»s puestos en común, encontramos problemas colectivos como la pertenencia a una «clase media cultural» inexistente, la formación continua, el triunfo de la mediocridad, la necesario implicación ecológica (y social) o la falta de curiosidad entre una mayoría de gente con edades que antes eran las que mantenían vivos el teatro, la música y las otras artes con su curiosidad.
Como dijo Pepe Murcia «las personas que piensan son peligrosas». Pero si no pensamos, nos acaban engañando haciéndonos pensar que la felicidad es tener una carrera, o tener más dinero (aunque te deprimas ganándolo), o creer que no tienes incertidumbre laboral, cuando un simple cambio político puede arrancarte de cuajo lo que durante años fue tu sueño.
Las V Jornadas de periodismo y rock de la UMH han sido eso: debate y búsqueda de soluciones. Por una vez, hemos aparcado nuestras respectivas cabezonerías particulares y hemos hecho un ejercicio de escucha de los triunfos y los fracasos de profesionales que han llevado a cabo sus sueños y nos han contado el proceso que les ha llevado a rentabilizarlos.
El mundo ha cambiado y hay que entender a los que creen que el periodismo es buscar un titular en 4 horas de charla, comprender por qué hay una generación que tiene a Don Patricio como referente musical y que no pagaría cinco euros por ver un concierto de un grupo al que no conoce.
«Se aprende más con una buena hostia» que con 20 años de colegio y universidad. Quizá en esa experiencia que no sale en los libros esté el comienzo de la historia de las 6 o 7 alumnas que realmente parecieron querer dedicarse al periodismo, o a esos músicos que el viernes aprendieron la importancia de asociarse, de luchar porque se cumpla el manual de buenas prácticas, o el saber dar credibilidad a tu trabajo y a tu especialidad, seas el medio, la que graba videoclip, el que toca, la que hace que eso suene bien, o el que lo vende en correos o post en redes sociales.
Por una vez, hablamos entre nosotros, escuchamos a los que vendrán y comimos en la misma mesa. Quizá no cambie nada, pero es bueno tener un punto desde el que partir. Y el remate perfecto fue la presentación de «No olvides las canciones que te cambiaron la vida» con su autor Carlos Pérez de Ziriza, ponente el año pasado, en Pynchon.
Gracias Jon, por estas grandes iniciativas que son grandes pasos, para mejorar y dar visibilidad a contactos , profesionales y artistas que hay en Alicante, que pueden mejorar mucho el entretenimiento cultural en la Ciudad y vida a nuestra escena ya no solo local.