Después de un año buscando el silencio en Alicante, lo encontramos en una caja negra en la que en vez de a Pandora, encontramos a una songwriter madrileña, con la voz más dulce que ha pasado por esta ciudad últimamente.
Su nombre Nat Simons y su difícil cometido, abrir el ciclo Alicante autor y, de paso, sosegar una intensa semana en la que íbamos necesitando respirar buena música para llegar vivos al fin de semana.
La impuntualidad habitual de los conciertos en la terreta no fue obstáculo para paliar la sed de sosiego con una cerveza y un par de conversaciones interesantes antes de sentar nuestros culos en las sillas de madera y sucumbir al influjo de la seta iluminada que presidía el escenario al que, a eso de las nueve y media, salió Nat Simmons acompañada de David, su manager y guitarrista.
Sin mediar saludo, colocó su cejilla en el cuarto traste cerró los ojos y empezó a conquistarnos con su timidez y esa peculiar manera de llorar con la voz, que, rápidamente, nos hizo descubrir que nuestras pieles tenían la capacidad de convertirse en escarpias.
Apalancados en el jardín de su casa en lo alto, repasamos ese disco del año pasado y fuimos descubriendo su, hasta ayer, talento anónimo paseando por la strange music avenue, viendo caer las hojas del indian tree … Para cuando empezó a presentarnos su nuevo EP: «Trouble man» y llegamos a ese particular homenaje que le hace a Chris Isaak, los nervios habían menguado y su voz maceraba perfectamente con el sonido más dulce, que limpio, de la guitarra eléctrica del despistado improvisador que acompañaba a Nat sobre el escenario.
La cosa empezó a animarse, cuando los ritmos sureños del ain´t no blues rompieron el ritmo pausado del repertorio y demostraron que esta chica va más allá de la relativa simpleza y es tan prolífica que es capaz de hacer una canción alegre, una minibanda sonora con final trágico o trasladar a los boquiabiertos asistentes: del desamor más inaguantable, al olor del café mezclado con el humo del cigarro y las grandes mentiras superpuestas a la única realidad, la que respiramos los cuatro gatos que tuvimos la suerte de verla en su primera actuación en Alicante.
Para acabar de redondear la noche a David Gwin se le ocurrió que versionar a Bob Dylan era una buena manera de cerrar el concierto, y con los acordes del Just like a woman acabamos de relativizar los problemas y nos fuimos a dormir felizmente sosegados. Pensando que no hay mejor personificación del anuncio del kitkat, que frenar la vorágine de la monotonía con un concierto como este, el que nos ofrecerán la semana que viene Gastelo y Rebeca Jiménez, o cualquiera del ciclo que nuestros amigos de Amamusic han tenido a bien regalarnos;
Os dejamos una lista de reproducción con, más o menos, el set list del concierto de ayer, para que la siguiente vez que Nat Simons nos visite, no cometáis el error de perdérosla:
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