Alicante es una ciudad con más de 50 espacios públicos donde se programa cultura. La discusión, seguramente, sería si podría mejorarse su gestión, o si no nos iría mejor administrándolas con un orden, una calendarización que evitara solapamientos innecesarios o con un diálogo que fuera más allá de la Institución que hay detrás de cada «edificio» en cuestión.
Obviamente, ser «público» tiene ciertos alicientes presupuestarios, y un punto de seguridad que ya quisieran para si otros, pero no siempre el dinero va acompañado de continuidad, de equilibrio empresarial, de buena comunicación, de venta de entradas… o lo más importante: de contenidos de calidad.
En general, la mayoría de espacios públicos viven de ideas de gestores privados, que con la ayuda de los técnicos competentes (que haberlos haylos) acaban haciendo el trabajo del que luego se acaban apropiando los políticos en la foto.
Pero eso es un punto que trataremos en otra ocasión. De momento, empezamos con la disección de los espacios culturales públicos de la ciudad de Alicante:
Los espacios públicos
No se anuncian en las oficinas de turismo y muchas veces es complicado enterarse de sus programaciones, pero el centro de Alicante está poblado de referenciales edificios culturales en los que se programan una media de 75 eventos semanales.
A saber:
1. El ADDA
El ADDA es el que más presupuesto tiene y se nota en los grandes nombres que conforman, cada año, su programación. Podría decirse que es la cuna de la música clásica de La Terreta, y de las convenciones. Al menos, hasta que la promesa de un Palacio de Congresos en el puerto se haga realidad.
La Lástima del Auditorio de la Diputación es que vive de espaldas a la ciudad. Está diseñado para un público elitista, hay una parte (los domingos a la mañana) que ceden a las asociaciones musicales de la provincia, pero parecen obviar que el envejecimiento del público puede acabar dejando vacías las butacas con el tiempo.
Los intentos vanos pasan por el Fijazz en verano, cosas con poco éxito como el improvisado ciclo «Son Mujeres» y la itinerancia de Adda Sinfònica son lo más moderno que sale de sus oficinas. Una pena, porque la megainversión ha derivado en una de las mejores acústicas de nuestro entorno y Josep Vicent ha demostrado un gusto exquisito en sus selecciones programáticas. Pero se le debe exigir más, tanto en divulgación, como en apertura, como en sinergias con lo que sucede en el resto de la ciudad.
2. EL MARQ
El Museo Arqueológico de Alicante es el receptor de las grandes exposiciones. Una o dos al año. Desde allí se gestionan las visitas a los grandes yacimientos, hay una colección fija muy buena, pero muy poco publicitada, o más bien, mal comunicada. Al fin y al cabo, el MARQ es líder de cartelería comercial (ojalá todos los eventos se promocionaran por la ciudad como las exposiciones del MARQ). Pero el resto de su comunicación (desde RRSS hasta la publicidad en medios especializados) está anclada en la sala de la prehistoria que podréis ver si os acercáis allí.
Para evolucionar hay que saber dejarse atrapar por los cambios. Una cosas es querer partir de la seriedad y otra no salir de ella como si a niños o amantes de la arqueología no titulados no les pudiera interesar la historia. Y el espacio de la entrada podría albergar muchísimas experiencias para toda esa gente que, por desgracia, no tiene grandes vínculos ni con los museos, ni con la historia de la ciudad/provincia.
La representación gráfica de todo esto es la programación que desde el departamento de Comunicación de la Dipu nos remiten cada miércoles: un corta-pega de visitas guiadas, con contados talleres/espectáculos para niñ@s, normalmente, coincidiendo con las navidades. Igual que se le ponen luces a las vasijas del pleistoceno, se puede resucitar un museo que si no muerto, está algo moribundo y envejecido.
3. EL MACA
El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante es otra cosa. No sólo es moderno en sus paredes, sino que traslada esas visiones del arte a su programación, buscando sinergias con su entorno, entendiendo que es necesario que las nuevas generaciones aprendan a degustar el arte, aunque sea a través de eventos «Extraescolares» con profesores muy peculiares, cuentacuentos, debates, hilos sueltos… cualquier excusa es buena para vincular la cultura en las escénicas, los conciertos, la arquitectura, o lo que sea.
Aunque no es el Gughenheim, en sus colecciones hay Chillidas, Picassos, Semperes y muchos más alicientes que saben mejor inspirándose en formas alternativas de visita.
Ojalá el presupuesto algún día esté acorde con su buena gestión y todo lo que aporta dentro de sus posibilidades de espacio y de dinero. Y ojalá, también, que esa obra que se anuncia, sirva para algo más que para crecer unos metros cuadrados…
4. Las Cigarreras
Aunque no cuente con la aceptación del barrio en el que está, tenga una pata coja que lleva años en proyecto de reconstrucción y los culturetas más viejos renieguen de su importancia, Las Cigarreras y los diferentes espacios de su estructura se han convertido en centro neurálgico de las sinergias y la experimentación en la ciudad de Alicante.
Su mayor don es tener abierta su puertas, siempre, a nuevas propuestas. Algo que con su ridículo presupuesto, hace que gran parte de las benditas locuras de la ciudad, encuentren un sitio donde desarrollarse.
Allí tienen lugar las exposiciones que necesitan grandes espacios, los conciertos del «Santo Fulgor», Festivales como el Enso, el Pueblo, el Atronador, el Bello Público, el Ros Film… y todos los que aspiran más a educar y a divulgar que a emborrachar de alcohol a sus asistentes.
Además, se ha convertido en despacho, o taller, de artistas locales emergentes. Centro de debate. Sitio de práctica de recién licenciados en gestión cultural. O foro de locas con ganas de cambiar el mundo, partiendo de su barrio, o su ciudad.
Esta breve historia se escribe con nuevos conceptos como el «piedra, papel tijera», las Intropías, una liada Gráfica muy particular, Negre, máquina, Buit Blanc… si no lo entendéis es que deberíais pasar más tiempo allí.
5. Los teatros
El Ying y el Yang… Mientras el Arniches tiene una visión clara de lo que quiere, con una programación variada en el que tienen cabida las sinergias, los nuevos lenguajes, estrenos, cosas que no se han visto antes por estos lares, etc. El Teatro Principal apuesta por los paquetes comerciales, los nombres manidos, obras que vienen de vuelta, monólogos castizos y poca coherencia. Unido a que sus butacas parecen balancines, que es más noticia porque lleva años sin director-a y por disputas políticas entre el Ayuntamiento y La Generalitat, queda una parte coja, un déficit a solucionar y un debate pendiente para hacer que 175 años de historia no se vengan abajo con un presente tan triste.
No sabemos si se van a caer antes sus paredes por reconstruir, o su criterio… pero debemos ser optimistas, porque peor, casi, no se puede hacer. Y de las disputas políticas, parece que llegarán partidas para renovar butacas, paredes, escenario… y veremos si criterios.
6. Los Centros sociales, Las Bibliotecas y los Barrios.
Alicante tiene una infraestructura de Centros Culturales repartidos por sus barrios más que envidiable. Una pena que no se les saque el partido que merecen, porque entre Benalúa, Ciudad de Asís, Diagonal, El Cabo, El Puesto (Mercado), Florida Babel, Juan XXIII, Plá-Carolinas, San Blas, Villafranqueza o Virgen del Remedio hay sitios de sobra para dar alas a toda la creación autóctona. Cultura en Barrios está bien, Alacant a Escena se queda corto y da pena que se cierren Bibliotecas o se abandonen sin darles uso, ni abastecerlas de nuevos libros.
Quizá hay que replantearse una descentralización. Buscar modelos en Bibliotecas y casas de cultura modestas (y no muy lejanas) y explorar, porqué no decirlo, un poco de implicación en los vecinos de cada Centro para regenerarlo, autogestionarlo y darle el uso que cada caso demande. Con eso, un poco de presupuesto, algo de lógica, gestión y buenas comunicaciones, Alicante podría ser mucho más que un cuadrado sobresaturado.
7 Los Castillos
En plural, porque son dos. Uno abandonado a su suerte, el de San Fernando y otro cedido a manos privadas tras décadas de desidia. Si lees esto sin ser de Alicante, sí, te hablo de esa emblemática y vieja fortaleza que preside el paisaje alto de la ciudad.
Hubo un tiempo en el que por allí pasaban The Limboos, Morgan, Rosy Finch, los conciertos del Live The Roof, exposiciones, visitas teatralizadas… parece que con la gestión privada, se va a recuperar algo de todo aquello. La pena es que todo eso, no haya sabido hacerse «desde dentro» y teniendo en cuenta el presupuesto del Flamante Patronato de Turismo. Tan fotogénico por fuera y tan vacío por dentro.
Todo era tan sencillo, como seguir unas pautas en las visitas, en los planes en familia para el fin de semana, en las tardes-noches de conciertos (aunque La Unión y los grupos de los 80 no molen tanto…)… que el ascensor funcionara, que se facilitara el acceso… pero claro, eso parece que no lo sabe hacer un funcionario, o un político. O sí, y no han querido porque privatizar y ser «liberal(a)» mola más.
8. La Plaza de Toros y Rabasa.
Ambas conforman el par de espacios con gran aforo que tiene esta ciudad.
La primera: un coto cerrado... o un par de semanas de toros, elecciones de belleas, los Reyes magos, mucha chabacanería y criterio relativo para un pliego mucho menos estricto que el que sacan para, por ejemplo, organizar la Feria del Libro.
Es obvio que la variedad es irremediable y que el año pasado salvaron la temporada metiendo todo el compendio de eventos en «La plaza en vivo». Pero líos diversos con entradas, asientos, distancias… hacen que todo parezca cutre, rancio y mejorable, muy mejorable.
Lo que llama la atención es que nadie pida explicaciones…
Con Rabasa pasa algo parecido. Es la versión funesta de los experimentos de Cigarreras. Porque una cosa es llevarse el ruido a otra parte, y otra dificultar todo para que experiencias determinadas se repitan. Rabasa podría ser el espacio de festivales que lleva años reclamándose. Este año, después del Farándula, va a trasladarse allí el ÁREA 12, o lo que es lo mismo, el retorno del éxito de una empresa de aquí que tuvo que triunfar fuera para que le hicieran caso (Producciones Baltimore).
¿Qué pasa? que irse allí requiere una infraestructura que va más allá de la cultura: el transporte público, los accesos, las frecuencias, los peligros a tener en cuenta, el aparcamiento… nada se ha consolidado allí, porque la burocracia es complicada y porque hay demasiadas puertas infranqueables en determinadas concejalías del Ayuntamiento de Alicante.
A ver si la cosa cambia y aquello se convierte en un éxito.
9. Los espacios infrautilizados
Aquí clama al cielo que el Puerto desaparezca del mapa cultural tras el éxito, precisamente, de Muelle 12. De tener cultura, gastronomía y mucho más, durante más de 200 días al año en pleno centro de Alicante, a volver al vacío de una discoteca y un Museo que sólo funciona cuando parte de allí la Ocean´s Race.
En la cara B de la sección, están los patitos feos de la cultura local: El Centro 14, el Palacio del Portalet, El remozado Espacio Séneca, La Lonja del Pescado, el Palacio de la Diputación, El Museo de Aguas o La Casa-Mediterráneo.
Quizá os coincida el día bueno y deis con el megaevento chulo, pero este punto 9 va dedicado a la falta de continuidad, o al adjetivo invisible que todos estos sitios tienen. ¿Qué acogen? 10 o 12 eventos reseñables al año y 300 días, o más, de vacío. O lo que es lo mismo, más fachada que otra cosa. El Espacio Séneca podría tomar el relevo de Las Cigarreras para ser sede de los Mercados socioculturales de la ciudad (Coño, MOA, Alacant Street Market, la Feria del Vermú, el Mercado del Diseño, el Climafest…), por espacio, sobra, como le pasa a los jardines del Palacio de la Diputación, vacíos todo el año, con lo bien ubicados que están, y los metros que tiene.
La Lonja del Pescado, quizá, podría dejar la diplomacia y los favores, para dar alas a artistas locales (que falta les hace). Es raro, porque hay unas cuantas propuestas, no publicitadas, que en cualquier otro lado coparían portadas de periódicos. Pero aquí, sólo se habla de La Lonja, cuando alberga mega – no – exposiciones, como la de Van Gogh.
El Atiende Alicante ha demostrado los usos que podrían dársele al Portalet con pequeños conciertos corales o de cuerda, recitales poéticos, presentaciones de libros, exposiciones como la de las Puertas que tuvo lugar, hace ya, más de dos años… es un espacio único, con múltiples salas que huelen a historia. Y tenerlas vacías debería avergonzarnos.
También entran en este apartado el MUBAG, El Museo de Aguas de Alicante, el Centro 14, o los refugios antiaéreos, que durante un tiempo fueron cuna de representaciones, debates sobre historia y alguna cosa más.
10. La mención aparte.
Aquí, por un lado, encontramos LA CALLE: La Concha de la explanada, los parques, las plazas, las playas… una pena que no se hagan más cosas ahí, teniendo en cuenta que tenemos más de 300 días de sol al año. Está el hándicap del ruido y los vecinos, y las disputas internas entre concejalías que hacen que sea poco viable organizar un evento cuando aparte de los permisos de Cultura, necesitas los de Tráfico u ocupación de vía pública. Quizá por eso, no contemos con más programación al aire libre
La mención dos, sería para los buenos dinamizadores culturales encarnados por La SEU y la Casa Bardin. Propuestas alternativas, debates, conexiones con gestores diversos y la parte transversal de la cultura ligada a la educación, la sostenibilidad, el comercio, la idiosincrasia, el patrimonio o la historia.
Los espacios por construir.
Quizá tengan su propia sección en el futuro. Pero el Ayuntamiento de Alicante, o sus gestores actuales, se han caracterizado por prometer un uso cultural a espacios/ruinas/solares/proyectos que van desde La Británicas, hasta las Harineras, pasando por el Cine Ideal, el Antiguo Hospital del Rey, La Torre Sarrió, la Finca de Benissaudet, o el Flamante Palacio de Congresos del Puerto.
Como veis, sin contar los espacios privados (que tendrán su propio aparte) la ciudad de Alicante no tiene nada que envidiar a la mayoría de ciudades del Estado en lo referente a espacios para la cultura. Otra cosa es que esa cultura se considere un bien necesario, que sepan hacerla buena (y para todos), que tenga un criterio, se difunda bien, o se gestione como es debido.
Nosotr@s desde aquí, abrimos el debate e iremos publicando más artículos al respecto. No sólo de Alicante ciudad, sino de otros centros neurálgicos de la cultura de esta provincia.
Continuará…
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