Después de muchos tiras y aflojas, hoy, por fin, se han sentado las bases para una vida más digna del artista y de los técnicos. Quedan muchos matices por discutir, pero el Gobierno ha aprobado la compatibilidad entre la pensión de jubilación y los ingresos por actividades creativas y una cuota específica para los autónomos del sector con ingresos por debajo de 3.000 euros.
El freno a la precariedad del sector tiene unas condiciones demasiado complejas y excesivamente generales. Los resultados no van a ser inmediatos, pero todo avance es bienvenido para un sector abandonado y que vive sumido en la negrura derivada de las trabas burocráticas y un pasado de triquiñuelas «comerciales» que acabaron enriqueciendo a intermediarios, mientras las carreras de muchos músicos, actrices, ilustradoras o pintores se iban a la mierda
Otros países europeos ya cuentan con una legislación específica para proteger las limitaciones del gremio, una petición que el Gobierno español, después de muchas negociaciones, parece dispuesto a resolver. Entre las principales novedades, se acuerda la rebaja de los requisitos para acceder a las ayudas por desempleo (los artistas y el personal técnico necesitarán solo la mitad de lo exigido hasta ahora y con 60 jornadas de cotización en 18 messe (o 180 días en 6 años), los profesionales del sector podrán cobrar el paro por un total de 120 días). y se permite que los artistas jubilados puedan cobrar tanto la pensión correspondiente como los ingresos generados por su actividad.
El Gobierno también prevé la reducción de los tipos de retención a cuenta del IRPF para los artistas y los profesionales de la industria. Este cálculo se aplicará en rentas inferiores a los 15.000 euros anuales y la deducción pasará del 15% vigente al 7% que se propone
La trampa es que la mayoría de la actividad forma parte de la economía sumergida y quizá, si ese problema se resuelve y partimos de la base de que el artista medio, no genera ingresos suficientes para pagar una cuota de autónomos excesiva, es posible que podamos ver la luz al final del túnel. Y hablamos en plural, aunque las nuevas medidas han dejado fuera, entre otros, a medios como este que sufre colateralmente, las vicisitudes de la cultura.
«El ensanchamiento de una de las grandes reivindicaciones» en palabras de Yolanda Díaz, es un paso. De esa expansión nace la dignidad de una profesión de la que tratamos de vivir miles de personas en este país. La lucha continúa, pero hoy, para variar, podemos ilusionarnos un poquito más que ayer, pensando en el mañana.
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