Las elecciones del 26 de mayo han dejado unas cuantas bajas colaterales de políticos que aportaron lo mejor que tenían para que sus poblaciones crecieran más allá de lo que los datos y las cifras pueden medir. Conociendo los egos de muchos políticos (y políticas) y el funcionamiento de la mayoría de los partidos, sus trabajos serán derruidos como casas viejas y sólo perdurarán en la memoria de los que acompañamos los procesos que permitieron que fueran posibles.
Es el gran defecto de esta democracia de arte efímero (de cuatro años) que paga la falta de dialogó entre las siglas que en vez de encontrar puntos en común se repelen. Éso y ese ansia de protagonismo que se come los pocos restos de humildad que todavía mantienen una pizca de altruismo y otra de ese agonizante «poner por delante el interés de mi población al de mi persona».
Es triste despedir a esa gente honrada que hoy volverá a sus rutinas pasadas o volará a otro reto con la conciencia tranquila y la sensación de haberse quedado a medias. Pero así es la democracia, y así es la vida de injusta.
Esperamos que sus ánimos no decaigan y que aporten su experiencia para que aquello que fue su día a día sea más llevadero para quien les sustituye hoy. El reto de la experiencia, debe acabar siendo una mezcla entre el consejo necesario y la crítica constructiva. No sólo se hace política desde un Ayuntamiento y, hay veces que incluso alejarse de los focos es beneficioso para ayudar a construir nuevos retos, ilusionantes futuros y ramas más estables para un árbol nacido de semillas que otros regaron antes que tú.
La cultura os sigue necesitando y desde aquí aplaudimos vuestra gestión y os prometemos que nuestras líneas seguirán contribuyendo a que lo bueno que hicisteis y las cosas que aportasteis perduren más allá del quien y su después.
Muchas gracias Dani, María Dolores, Clara, Korta, Sara, Manuela, Miren por hacer el mundo un poco más bonito.
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