Siempre estamos criticando la falta de implicación generalizada de todas esas marcas que generan sus riquezas en Alicante, pero no reinvierten sus beneficios en cambiar lo que falla en el sistema cultural, social o educativo de esta provincia.
Pues bien, hoy, en la Explanada, lugar emblemático donde los haya de «la capi», Low Festival y Vibramahou han dado el pistoletazo de salida a una reivindicación que mezcla: reeducación del estilo y la forma de concebir la música, que genera comercio, genera turismo, genera trabajo y, lo más importante, genera ilusión.
La obligación de una gran marca que funciona es no quedarse quieta. Y hoy en la Taberna del Gourmet, nos han presentado el ciclo de conciertos Vibramahou (con Pony Bravo (14/06), Los Punsetes (20/10) y Kuve (16/11)) sí, pero, el trasfondo de ese cartel, ha sido la reivindicación de lo alicantino. ¡Coño! «nacimos aquí y nos tuvimos que ir a Benidorm, ahora nos vamos a tener que llevar el Spring a Elche… porque en Alicante todo son pegas». No hay una ubicación ideal para hacer festivales, no hay un acuerdo mayoritario (como en Benidorm) entre todos los grupos del Ayuntamiento para apostar por la cultura. Noooooooo, se habla de los 5 millones de euros que genera un año de turismo de cruceros, y se omite que el Low repercute en más de 11 millones de euros a Benidorm (en apenas cuatro días).
¿Qué intereses hay para ésto? ¿Por qué nadie habla de lo que un festival, o una Sala de conciertos genera estructuralmente a una ciudad? ¿Por qué no se les escucha, si generan mucha más pasta, comercio, trabajo y turismo que muchas de esas empresas que nunca piensan en Alicante y en su evolución a medio-largo plazo?
El Low Festival (o, más concretamente, Producciones Baltimore) es un ejemplo de crecimiento. Un estandarte de la marca Alicante. Una empresa que lejos de limitarse a funcionar se expande, crece, busca adaptarse a los tiempos modernos, a los gustos de diferentes generaciones. Y sobre todo, ponen en el lugar que le corresponde a palabras sobreutilizadas por mentirosos compulsivos del mundo de la empresa (y la política) como Calidad o profesionalidad.
Y se van a Madrid, o a Murcia, pero no se olvidan de donde salieron, y luchan como otros por levantar esta parte del Levante en la que, no sabemos porqué, sigue primando el paletismo, el turismo chabacano y los pelotazos, por encima de la credibilidad de productos que funcionan, se copian y se expanden por el mundo.
Sé que, en parte, Mahou y el Low pretendían que habláramos de nombres, de conciertos, de la reinvención del Happy Power, pero detrás de lo superfluo hay un gran trabajo y una implicación que merecía un guiño para los que nos trajeron el indie, los que mantienen viva la llama del garage y los que nos empeñan a enseñar de qué va esto del Trap.
Para nosotros es un ejemplo de crecimiento y consideramos que debemos alabarlos en vez de ignorarlos como hacen los que han mandado en esta ciudad en los últimos 15años.
No obstante, os dejamos las 10 nuevas CONFIRMACIONES DEL LOW 2019…
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