El tradicional primer debate electoral público de Radio Alicante, entre candidatos (y candidata) a la alcaldía de Alicante, ha transcurrido entre pullas y gestos que convendría que cada uno de vosotros analizara, a poder ser, dejando de lado esas filias y fobias (que tod@s tenemos). Para motivaros, ya que la radio de hoy, nos permite ver esos detalles, os insto a que observéis los cruces de piernas y brazos de los candidatos dependiendo del hablante.
Para lo demás es difícil ser objetivo, porque puestos en contexto, venimos de 4 años en los que Barcala y Ciudadanos han gobernado, sin casi oposición, (de ahí los sustanciales cambios en las listas) y con cierta comodidad para llevar a cabo todos los proyectos que han querido. Obviamente, hay que ser conscientes de la pega que ha supuesto la pandemia en una parte del mandato. Pero para lo bueno y para lo malo, en este tiempo no ha habido grandes cambios en la ciudad de Alicante como prueba la cantidad de colectivos descontentos que se manifiestan por la suciedad, el ruido, el desinterés cultural, o el concepto de turismo de borrachera, entre otras cosas.
Rafa Mas ha ironizado al respecto, al comparar debates (con el de hace 4 años) evidenciando que había partes del discurso del actual alcalde que se repetían… pero quizá la pregunta más concisa hubiera sido ¿Cómo ha mejorado la vida de la gente las propuestas enumeradas por el Alcalde?
Siendo sinceros, las perspectivas de los demás tampoco han dado un giro de 180 grados. De hecho, harían falta muchas más horas de debates para hacer comparativas más realistas, ya que en una hora y poco de monólogos es difícil: primero contrastar programas. Y luego repartir culpas sobre retrasos e incumplimientos que han quedado en el tintero, o están en pleno proceso de «acción» justo ahora que las elecciones están ahí.
La verdad es, que en ausencia de VOX, y aunque se empeñen en jugar al juego de las 7 diferencias, las posturas no parecen tan distantes. De hecho, ha sido divertido ver como Adrián Santos, ha retomado el discurso de centro, obviando que su partido, por desgracia, y como evidencian los transfuguismos hacia un mismo lugar, no ha ejercido de palanca y ha dado alas a medidas que no van en consonancia con aquellos cantos a lo liberal, desde una sostenibilidad y una ética que no ha sido tal en la práctica.
Barcala y Barceló siguen pareciendo no entender que no van a gobernar solos. Y muchos nos preguntamos, todavía, por qué no hubo una coalición Podemos-EU-Compromís que abarcara los votos de toda esa izquierda con problemas comunes, que quizá acabe en la pérdida de unos cuantos concejales, o incluso matando la posibilidad de gobernar, por separar los matices, en lugar de aunar las realidades de una amplia mayoría de la ciudad.
Luego, cuando unos u otros ganan, se olvidan de demasiadas cosas. Pero para variar, hay un horizonte positivo al que agarrarse, y que quizá, convendría que, más allá de quien gobierne, todos los presentes tuvieran en cuenta a partir del 28 de mayo. Porque al margen de quien los proponga, son proyectos buenos para Alicante. En frases:
- Hace falta un plan de ciudad.
- Hay que hacer un gran pacto por la cultura.
- Alicante está sucia, y convendría que alguien hiciera algo.
- Propuesta en la que todos parecen de acuerdo: Hay que recuperar LA BRITÁNICA para uso cultura.
- Propuesta del PSPV que el resto debería tener en cuenta: Dedicar las Harineras a los niños. (igual a los jóvenes también les vendría bien un lugar que autogestionar o donde poder expresarse).
- El futuro está aquí. Hace falta una ciudad más SOSTENIBLE. No hay que dejar hueco para carriles bici, sino hacerlos. Y los planos del Tram, las conexiones de autobús con otras ciudades… habrá que discutirlas para mejorarlas.
- Alicante no debe dar la espalda a las otras ciudades del entorno. Ni a Murcia, ni a Valencia, ni a Elche, ni a Alcoi, ni a Denia…
- Manolo Copé propone escuchar al tejido asociativo de la ciudad. Ana Barceló ratifica la moción con su experiencia, la solidaridad de los alicantinos es imprescindible para que las diferencias sociales se minimicen.
- El Hércules… habrá que hablar de él. Igual que fomentar el deporte.
- El TURISMO ligado al RUIDO. No somos Benidorm. «Alicante es una ciudad para vivir». «una ciudad amable». Habría que poner sobre la mesa las cosas que hacemos bien, no copiar lo de los demás.
- La educación. La parte que no depende de Consellería hay que gestionarla de otra manera. Una ciudad de más de 300.000 habitantes no puede tener sólo dos escuelas infantiles públicas.
- La Vivienda. Evitar desahucios es lo obvio, pero la especulación está trayendo dificultades para que los alicantinos tengamos una vivienda. O los jóvenes puedan plantearse independizarse o venir a estudiar a esta ciudad. Quizá sea un debate más para las Generales, pero…
- Las inversiones europeas. El futuro no se entiende si no aprendemos a amortizar (o a no perder) los fondos FEDER, EDUSI, de los Ministerios o de Valencia… Son muchos los colectivos que reclaman dinero, o ayuda a ejecutar los enrevesados trámites burocráticos que precisan las ayudas. Igual es hora de que haya un funcionariado específico dedicado a eso.
- Mejorar los servicios sociales y las infraestructuras. Ahí, seguramente, no son pocos los alicantinos que exigirían gestión o practicidad cuando se elaboran proyectos de calles o se plantea dar usos concretos a edificios, sin contar con los que, al final, van a utilizarlos.
- Generar comunidad. La Vida en el barrio: pequeño comercio. Hasta Vox lo lleva en su eslogan.
En las diferencias, hay una evidente. PSOE y PP proponen proyectos sueltos pero no parecen imaginar una ciudad a medio-largo plazo. Es como si acumularan promesas. Unos a empresarios, otros a colectivos. Pero, al fin y al cabo, parecen pensar más en los votos de hoy, que en el Alicante de dentro de 10 o 15 años.
El resto, lógicamente, propone cambios más radicales. Seguramente muchos, no puedan ser efectivos en 4 años y eso es lo que el votante debe valorar. A Ciudadanos, Compromís y Unides per Alacant se les intuye un contacto mucho más directo con la realidad. Para variar el rumbo, o evocar al rejuvenecimiento de una ciudad, hay dos formas de proceder: romper con todo y empezar de cero, o ser continuista esperando que la constancia cambie las cosas poco a poco.
Se ha echado de menos ese punto de discrepancia sin el típico «y tú más». Tal vez, casi al final, cuando Manolo Copé ha aludido a la filosofía, a la imagen que sus hijos, o sus alumnas, tienen del Ayuntamiento. Tan simple como contestar a esa pregunta, o que cada uno de los alcaldables dé respuesta a ¿cómo reducirían la distancia entre la institución y el ciudadano? o que alguien, simplemente, se hubiera salido del guion establecido, que es, justamente, lo que la ciudad necesita en muchos aspectos.
Todos hablan de transformación, de construcción, de barrios, de reivindicación en Valencia o en Madrid, de errores del pasado. Personalmente, desde fuera, creo que cada partido conoce una parte de la historia, la realidad de un puñado de ciudadanos y hacen campaña para ellos, o ellas. Pero, seguramente, el futuro de la ciudad no tiene sentido sin un puzle, que cada uno a su manera, gobernando o en la oposición, tiene que acabar de montar. Por eso, también hubiera estado bien saber qué, o cuántas, concesiones, estarían dispuestos a hacer. O cómo gestionarían los próximos 4 años en caso de estar en la oposición.
Estos debates, deberían valer para que todos fuéramos conscientes de que ni todos son iguales, ni es verdad que no hagan nada, o que no quieran a su ciudad. Dudo que ninguno de los 5 candidatos no quiera lo mejor para Alicante, pero esta es la décima ciudad más poblada de España, y dentro de ella conviven muchas sensibilidades diferentes. Y, a veces, parece que no se les ocurre que alguien pueda cambiar su conciencia de clase, por un modelo de fiscalidad diferente, o que un empresario, pueda estar preocupado más que por lo que tiene en el banco, por el futuro de la educación, o la sanidad pública de su ciudad. Transversalidad se llama.
No se puede asumir la obviedad de que la mayoría estamos hastiados. Muchos, tristemente, no cambiarían su voto aunque su partido fetiche presentara al mismísimo diablo como candidato. Pero esto es lo que hay. Y que el sistema prime a las mayorías, no significa que el que gane deba excluir todas las propuestas o no pueda añadir a su mandato puntos de sus «rivales». Hay muchas buenas, y no todas las presenta un sólo partido. Cada uno debe valorar qué es lo que le conviene. Y ser responsable no con un apartado determinado del programa, sino con su voto matizada en todo lo que depositarlo, o no, supone.
Nosotros haremos públicos todos los programas cuando los tengamos, para que aparte de lo que digan, tengáis todos los elementos necesarios para que el veredicto del 28M sea lo más sensato posible con vuestra conciencia. Como en todo, las encuestas prevén una máxima igualdad, y justamente por eso, hay que perder muchos ratos, para que igual que no queremos que ellos la caguen los próximos 4 años, no fallemos nosotros el día 28.
Si no quieres votar, estás en tu derecho. Pero que no sea porque estás desencantado, o porque son todos iguales. Porque no es así, y aquí el matiz, sí que es importante. Justamente para eso están los debates.
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