Daban ganas de sacarlo a pasear por la ciudad, con su artefacto interespacial, para despertar a todos los que, en aquel momento, debían estar emborrachándose, o viendo Gran Hermano. Apetecía salir a recordarle al mundo, que más allá del aburrimiento hay vida y gente que se esfuerza en que la apatía no sea una constante en nuestra existencia. Pero para divertirse hay que tener ganas y, sobre todo, una vara de medir que adjetive objetivamente todos los matices que hay entre lo superfluo y lo snob.
Nosotros, procuramos no desarrollar demasiado nuestra parte más pedante. Por eso, más que en tratar de convencer al que no quiere ser convencido, preferimos agradecer su trabajo a quien se esfuerza en alimentar nuestra sed de cultura y, sinceramente, si fuimos a la caja negra fue por eso. Porque esta ciudad necesita iniciativas como la de ayer que la saquen del letargo; y ya sea con loops, con conciertos minoritarios o con ideas barrocas que no le venderías a nadie que mire más el beneficio económico que el mental… debemos valorar lo que cuesta contagiar tu ilusión, a ese escaso número de personas que todavía mantienen intacta su capacidad de entusiasmarse.
Las fotos son de J. Luenguer: https://m.flickr.com/#/photos/luenguer2/sets/72157649384545078/
Ruskin Herman dice
muy bueno , gracias
Jesús Luengo dice
Tremendo artículo.