El único invento fiable para viajar en el tiempo es la música y si esa música tiene un «made in Knoxville», unas gafas de pasta, que poco tienen que ver con las que se ponen los modernos, y una noche de invierno, la erección atemporal está asegurada.
La pureza del rock está guardada en las cuerdas de unas pocas Telecasters que se pasean por el mundo. Una de ellas es la de John Paul Keith, un tipo capaz de retrotraernos a la escena en blanco y negro de los años 20, rozar los sesenta y definir, como nadie, la esencia de los matices agonizantes del swing, el booggie y el mejor producto importado del sur de los Estados Unidos.
Hay una parte de las enseñanzas de la vida, que se aprende solo con determinadas experiencias. El profesor perfecto tiene acento de Baltimore y en sus clases abundan las pinceladas orgásmicas de sentir la reverberación de gente como Nikki Hill, The Oh sees, The Fleshtones, Jacco Gardner, Sex Museum, Melange, Juventud Juché, Barrence Whitfield, Imperial State electric, The Parrots, Evan Dando y así, como quien no quiere la cosa, más o menos, una vez mes, degustamos el placer de experimentar el subidón más placentero (quitando el sexo) que hay.
El último orgasmo, llegó desde Memphis, un tipo a medio camino entre Buddy Holly y Elvis Costello, hizo vibrar a unos cincuenta locos alicantinos en una fría noche de noviembre. Las crónicas contarán que el mundo se paró, más o menos, durante dos horas. Un tiempo en el que cuatro tipos nos dieron la noche (del jueves) con el final de la gira de un disco «Memphis Circa 3AM» que amenizará unos cuantos guateques alicantinos próximamente.
Me duele la pelvis, y ese músculo de la cara que se resiente cuando pasas demasiado tiempo boquiabierto. Me ha dado por pasar de la gente que se queda en casa o que no se molesta en enterarse de este tipo de erizadores de vellos tan suculentos. Ellos se lo pierden.
Y creo que con esto, está todo dicho. Profesionalmente, la cosa sería enumerar temazos como ‘You Really Oughta be with me’ , ‘Never Could Say No’, ‘You Devil You’, ‘Everything’s Different Now’, ‘Let me be Sweet to you’, Something so wrong, 901 number, Ain’t no Denying, Do you Really Wanna do it, Little Bit of loving, Pure Cane sugar, Miracle Drug, If you Catch me Staring, Looking for a Thrill. Pero perdiendo la literalidad de los setlist, basta con decir que cuando los terremotos ocurren, lo importante es saber elegir un buen lugar donde resguardarse. El epicentro, fue el jueves, la escala se salió de los parámetros de Richter y, al final, de las dos horas de temblores, una sensación única: el placer incomparable de la satisfacción bailada. El hito que muchos se perdieron y la paz de los cincuenta locos gourmets que maridan sus vidas con el sonido de Knoxville.
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