Un Buen día 2.0: Sidney vs Frecuencia Ever

Por muchos años que llevemos en esto de la música, los dejavús no dejan de perturbarnos con la misma intensidad que la primera vez. Nos seguimos cruzando con grupos ilusionados, en bares que pierden dinero organizando conciertos a los que apenas van veinte personas… si alguna de las bandas acaba triunfando, nos vanagloriamos diciendo que estuvimos allí, si no, nos olvidamos de la noche en cuestión y seguimos buscando nuevos talentos que llevarnos al oído.
 

Es difícil saber que será de Sidney o Frecuencia Ever, cuando el tiempo les someta a la feroz crítica de la subjetividad o a esos vaivenes vitales que rompen la conexión entre los miembros de muchos grupos. ¿Quién sabe? lo único evidente, es que seguirán creciendo, porque lo bueno de ser un grupo «pequeño» es que siempre queda margen de mejora y, puestos a florecer, hay pocos sitios tan apropiados como el jardín del Un buen día Lounge Bar.
 

Seguro que cuando hayan recorrido etapas, se avergonzarán, como nos pasa a todos, de estos primeros pasos. Pero para nosotros, que nos quedan, ya,  pocos puntos de partida de los que arrancar, es un placer poder compartir, esos nervios típicos de enfrentarte al público, esas pruebas de sonido que nunca acaban de sonar, del todo, como te gustaría, ese acrecentador de feeling grupal, llamado adrenalina, las prácticas (no remuneradas) de relaciones públicas de los preconciertos, los saludos a los fan´s de verdad y esos tragos impetuosos, que no acaban de empapar tu voz seca.

Pero, en realidad, lo que más nos gusta de estos conciertos «minoritarios» es el aire de fiesta que se respira en cada uno de ellos.
 

Para el primero, el de Sidney, tuvimos que hacer tiempo con una cervecita para sobrellevar el retraso con el que empezó el concierto. Los chicos de Cocentaina siguen con su proceso de crecimiento, de hecho con esos viajes a Madrid y Baeza que se han metido últimamente, se podría decir que han empezado a hacerse mayores. Supongo que han llegado a esa encrucijada en la que uno debe decidir que camino tomar; Musicalmente, son uno de los mejores grupos de la zona. A pesar de ser sólo tres, han logrado un sonido característico combinando 3voces y dando la trascendencia justa a cada instrumento en cada momento. La verdad es que la transformación en acústico de sus temas, les hizo perder algo de consistencia. Y tampoco ayudó que, a mitad de concierto, a Víctor se le rompiera una cuerda de su guitarra; pero bueno, salieron bien del paso y les dio tiempo, incluso a hacer una versión de «la casa de Inés» de Guaraná y otra de sus admirados: dinero, que unidas a las canciones de su LP tormentas nos quitaron un poco del frío que traíamos en el cuerpo.

Personalmente, lo que más nos gustó del concierto fue esta canción:

 

Por lo demás, sus letras están en ese punto que separa el pesimismo de la rabia; Imaginamos que entre esas cosas que la experiencia enseña, aprenderán a decantarse por lo comercial o la diversión de lo alternativo, pero son tan jóvenes aún, que les queda mucho tiempo para tomar ese tipo de decisiones.

En cuanto a Frecuencia Ever, no los conocíamos, así que esta mañana los hemos buscado en Internet y hemos encontrado su maqueta «Tan Jóvenes»: http://frecuenciaever.bandcamp.com/;

La verdad, es que estuvieron más espabilados que los Sidney llenando el bar de familiares y amigos, teniendo en cuenta que el paso a la siguiente fase lo decidían los votos de los clientes.

El concierto empezó con una declaración de intenciones: «nunca seremos más jóvenes que aquí y ahora» lo que, inevitablemente, nos llevó a acordarnos de todos aquellos que, en aquel preciso instante, estaban en sus casas envejeciendo un poco viendo el Gran Hermano.

Tras solucionar unos pequeños problemas de sonido, empezamos a escuchar con nitidez la prodigiosa voz de Evelyn Piñero, que sinceramente, eclipsaba todo lo demás. A medio camino entre Zahara y Tulsa degustamos las sonrisas que nos ofrecieron para desayunar, obviamos la idea de dormir con nadie, al menos, hasta que acabara el concierto, y nos dejamos llevar por un recorrido de letras enrevesadas (con el riesgo que eso conlleva) y canciones de composición algo enmarañada, entre parones constantes y estribillos que se repetían;

Fue gratificante ver el orgullo de una abuela escuchando atentamente en primera fila, a una mujer, que suponemos madre de alguno de los componentes, tarareando las canciones ufanamente. En definitiva, practicando el golpe preciso para tirar los tabiques y abrirnos a este mundo de ilusiones que ese país de las maravillas ajardinado llamado «Un buen día» pone, a disposición de los músicos que aún están aprendiendo a soñar;

Y así, como una mariposa que vuela sin parar, nos dejamos llevar por los nananás y los bailoteos de la cantante, para que el jueves tuviera un cierto aire de fin de semana.
La subjetividad dijo que, como a Clara Plath (ganadores de la primera semifinal) volveremos a ver a los murcianos algún jueves del principio del próximo año. Pero antes, el 27 de Noviembre,  veremos la tercera parte de este entretenidísimo concurso, con los grupos Tot o res y La paciencia perdida,