El legado es lo que queda…
Hace unos días, Asun Noales volvía a ser nominada a los Premios Max. Por «Sempere». Si hoy, yo, hubiera estado en la rueda de prensa de presentación de «Abril en Danza» le hubiera preguntado si es más complicado ganar un MAX, o juntar en una misma mesa a los «representantes» de cultura de Alicante, Elche y Murcia. 3 ciudades, ahora gobernadas por un mismo partido, que apenas están separadas por una hora escasa de coche y que rara vez (por desgracia) hacen cosas conjuntamente.
Del 19 de abril al 04 de mayo, eso cambia. Lo que la normalidad no concibe, la danza lo realiza. Y en la coreografía: 29 actividades en un mismo cartel con 3 cabezas, 13 actuaciones de sala, 3 en calle, 3 clases magistrales, 7 talleres, 1 exposición, una presentación literaria y una mesa redonda.
La 13ª edición de ABRIL EN DANZA es la segunda visualización de algo que los consumidores de cultura vemos como normal. El problema es que, salvo el Söda Bar y Flow, todo lo que aparece en el faldón del cartel del festival es un compendio de espacios públicos. En eso, la pleitesía es un mal trago que muchos agentes culturales debemos tragar, partiendo de una foto con lo innecesario, para que lo demás pueda ser factible.
La Miscelánea de propuestas es una de las partes libres de esta acción transversal que debería estar abierta a tantas y tantas cosas buenas que se producen en estos límites no escritos que separan la Región de Murcia y todos los centros neurálgicos de la cultura alicantina.
Si todos, y todas, nos implicáramos lo que Asun Noales y Amadeo Vañó se implican en el fomento de la Danza, otro gallo nos cantaría. Pero claro, incluso aquí, hay quien busca diferenciar lo propio de lo ajeno, sin entender que la cultura, en si, forma parte de un todo, tenga lugar donde tenga lugar, y pertenezca a la disciplina que pertenezca.
Irónicamente, como demuestra la programación, las cosas salen mejor cuando se deja hacer al que sabe. Sin injerencias políticas, ni barreras burocráticas, ni otras mierdas a las que tristemente estamos acostumbrados en esta provincia. Y no os equivoquéis. El mérito de que tengamos un producto tan bueno, tan variado, de tanta calidad, sólo es de OtraDanza y de todas las compañías que tratan de hacerse un hueco en la programación de los teatros, las casas de cultura o las calles los días en los que no se celebra una efeméride concreta. El resto están en la foto de relleno, porque el dinero que ponen, o el espacio que ceden, no es de ellos, ni de ellas: Es nuestro.
Y somos nosotros, como público, los que llenamos las butacas. Somos nosotras las que difundimos y extendemos los procesos y la calidad (aunque no siempre nos paguen por ello). Somos nosotros los que utilizamos la conexión entre el arte y la calle para normalizar lo que la crisis y las puertas cerradas nos impiden ver. Somos parte del universo creativo. Y son, los que se dedican a la danza, los que se benefician de tener cerca a bailarines de primer nivel, los que agradecen no tener que ir a Madrid a ver obras que no llegaban a nuestros teatros, los que aprenden nuevos lenguajes, los que disfrutan de las clases, los que aprenden de la importancia de tener un circuito el resto de los meses, o los que a la sombra del éxito y los premios de Asun Noales, crecen un poco más cada día.
Igual que con la danza, esta tierra necesita abrirle paso a lo contemporáneo. Comprometerse con la cultura y acercarla a quien sea menester. Los reconocimientos y el intercambio de propuestas es consecuencia de lo que Asun Noales, Amadeo Bañó y muchos otros llevan tiempo peleando. Ellos han compartido foto con 7 concejales diferentes en Alicante, 4 en Elche y, ahora, 2 en Murcia.
Y los amantes de la danza y el talento emergente, agradecen que sigan ahí, como Sempere, casi 40 años después de su muerte. Moviéndose, o adaptándose, a pesar de las zancadillas. Aunque no todos los premios tengan los focos de los MAX.
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