Cuando era un trabajador, lo que antes se denominaba obrero, tenía claro mi espacio el 01 de mayo. Pero hoy, me corroe la duda del sitio que ocupa el profesional de la cultura en la manifestación.
Por convicciones, obviamente, me alegro de todo lo bueno que le pase a los trabajadores. Me significo con el lema de la pancarta «Subir salarios, bajar precios y repartir beneficios». El bienestar es un objetivo común, pero dudo que, realmente, haya alguien ahora mismo luchando por mis intereses. No los míos, sino de las de todos esos autónomos a los que les cuesta llegar a fin de mes, o no ven sus ganancias hasta que acaba un trabajo o un curso. Esos que no tienen pie a exigir el salario mínimo, porque están en un limbo en el que ni son jefes, ni asalariadas. Los que carecemos de independencia porque las ayudas se supeditan a la situación de nuestra casa, o nuestra familia, que no siempre es la propia.
Sin contrato, con cuotas que hay meses que suponen un agujero y perteneciendo a un sector ya de por si precario. minoritario y que (casi) nadie tiene en cuenta.
Mi acompañante artista lo ha definido como «de izquierdas por corazón, de derechas por supervivencia». Ni una cosa, ni la otra. Más bien, la evidencia de que el bien común me deja fuera, tanto a la hora de contratar, como a la hora de «consumir» recursos públicos, en el momento de exigir y, como es normal, a la hora de cumplir con mis obligaciones como ciudadano.
Hoy es el día del trabajador. Y yo trabajo como el que más. Más de las 40 horas estipuladas y muchos meses, por menos del salario mínimo fijado. A mi alrededor, muchas han tirado la toalla, por mera comodidad. Porque a la hora de la verdad, el sistema no entiende de bienes incuantificables como el saber, el entretenimiento, la diversión o la necesidad de culturizar. Reivindicar, lo protestamos cada día, pero hoy, de manera especial, me he sentido solo, como un bicho raro. Un trabajador, sí, pero excluido de los supuestos que sindicatos, políticos y vecinos tienen en la definición de quien se intenta ganar la vida lo más dignamente posible, haciendo lo que mejor sabe.
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