En nuestro día a día nos encontramos un sinfín de personas con excesivo miedo al fracaso. De hecho, tememos que la acumulación de ganas de agradar pueda ser un señuelo descarriable de esos estudios que nos tratan como iguales, cuando no actuamos de la misma forma ante las mismas situaciones. Quizá ahí podamos encontrar respuesta a todas esas adicciones a las redes sociales o a que cada español pase de media 11horas diarias delante de una pantalla.
Por eso, hoy, al leer esta historia real vivida por nuestro amigo el psicólogo Paco Cobo, hemos creído conveniente compartirla. Porque, como siempre decimos, la cultura no es más que otra forma de educar. Y debemos valorar el esfuerzo más allá de las puntuaciones que nos dé un profesor, los títulos, el 10 que no siempre es sinónimo de perfección o las palmaditas insulsas de lo que, supuestamente, la sociedad, demanda de ti.
Aprendamos de esta niña…
Autor Paco Cobo, Psicólogo (Propósito entusiasmo)
Ayer estaba facilitando Mapas Mentales, en un grupo de tercero de ESO, educación secundaria. Tengo una alumna que ha puesto mucha atención y dedicado mucho esfuerzo. Tanto que tuve una reunión con su padre y madre, ya que el año pasado había tenido una situación que le llevo a suspender variadas asignaturas, hecho que le afectó bastante en su psiquis y espacio intrapersonal.
Sin embargo este año , ha tomado sus riendas y ha progresado. Y lo más importante, ha vuelto a sentirse segura en ella misma (con lo que eso cuesta).
Pues bien , la semana pasada estábamos preparando un Mapa Mental, sobre los tiempos verbales … y ayer en clase le pregunté a ver qué tal le había ido el examen. Rápidamente, bajó los ojos … y cuando me volvió a mirar me dijo – !he vuelto a suspender! – , mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, de esas que no quieren salir pero que brotan desde el interior.
Un matiz ingente de impotencia se expresa en sus ojos, me miró fijamente y me dijo: – !Estoy harta, ahora que conocía a la profesora y que me iba bien, me han cambiado de maestra, por que está de baja, y no he entendido bien nada del examen …!
Finalmente las lágrimas se convirtieron en fuego y me pidió salir de clase.
Sabia que este nuevo “fracaso” le había propiciado el despertar de todas sus frustraciones” y en cada poro de su piel se respiraba eso que los psicólogos llamamos indefensión aprendida y es nada menos que sumisión, desesperanza, impotencia e inmovilización.
Mi pregunta es: ¿Cuánto tardaremos en darnos cuenta de que lo crucial, más allá de educar en contenidos , habilidades, competencias… ES EDUCAR A SER…
Profesores y Profesoras; en resumen el núcleo donde se enlaza y construye todo aprendizaje y que se traduce en algo simple como: SENTIR QUE SOY DIGNO DE RECIBIR AMOR, SENTIR QUE SOY VALIOSO Y POR ENDE PUEDO OFRECERME AL MUNDO A LOS OTROS Y A MÍ MISMO.
Mi protagonista hoy había recibido un buen golpe en su autoestima, en su autopercepción de eficacia y cuando salió de clase y dio un portazo; no sonó agresivo, no sonó violento… sonó en el interior de cada uno de los presentes, otros compañeros y especialmente dentro de mi.
No voy a a entrar a juzgar o opinar, sólo me apetece compartirlo y que cada uno haga, si lo considera, su propia reflexión…no es fácil encontrar la forma de conectar con un profesor, con una profesora, uno de cada asignatura y luego los cambios acaecidos …
Al final volvió a entrar en clase , sé perfectamente que cuando hay agitación emocional lo cognitivo no funciona, así que le deje espacio de calma y silencio …
Muchos de nuestros adolescentes, cuando se evalúan en un examen, no sienten que se les valoren los contenidos o competencias, sienten que se les juzgan a ellos mismos. Modestamente esta afirmación conlleva una necesaria reflexión ¿Por qué?
Raúl García dice
Mi Reflexión es la siguiente, El Psicólogo creía que había resuelto un problema, y el problema no estaba resuelto.