Soy analógica, lo reconozco. Pero ignoro en qué lugar se perdió el arte de compartir. Eso que antes se llamaba «boca a boca». Por eso, he querido que mi primer artículo de la temporada vaya dedicado a ti, por cortar la cadena de difusión, con lo poco que cuesta darle al botón de repostear, retweetear o como carajo se llame ahora.
Debo reconocer que me fui frustrada a las vacaciones. Jon me lo había avisado: «Alicante es una provincia rara», a la gente le cuesta lo simple y te sorprende en casos de emergencia. Tú, como yo, estarás acostumbrada a esa disyuntiva rara con la que cohabitamos. Nos subimos al barco de la moda, ignorando que sin nosotras esa moda es imposible.
Ignoro por qué narices no nos paramos a hablar más de cosas tan simples como los restaurantes recomendables, los platos que hay que probar, qué vino has descubierto últimamente, o quién nutre mi hedonismo cada día. Si lo hiciéramos, quizá, la obsesión por los likes menguaría, porque retrocederíamos a esa parte analógica simple del «mira lo que he visto».
En mi poco auxiliada semana de publicadora oficial de alicantelivemusic.com, sufrí en mis carnes el desasosiego de compartir cientos de carteles en diferentes redes, ver que lo visualizan miles y miles de personas, pero que NADIE, bueno, 2 o 3 personas, como mucho, lo compartan.
He pasado mis vacaciones cavilando. ¿Será que no interesa? ¿somos tontas? ¿quizá egoístas? En realidad, a lo sumo, son 5 mensajes los que te van a llegar de esta web. Yo hice la prueba en mi tiempo de descanso, obligándome a reenviar los mensajes que me llegaban, a 10 personas de mi entorno que pudieran estar interesadas en el plan con niños, en el último concierto presentado, en la programación de una programación de un teatro… ¿sabéis cuanto tiempo tardé en pensar y reenviar los whatsapp? Dos minutos de reloj, en total, para mandar 50 mensajes. Un rato cagando, o en el bus, o mientras me secaba en la playa para romper la endogamia y descubrirle alicantelivemusic, nenicxs culturetas, escénicas en Alicante…. a un músico, a una madre o a mí madre.
Entiendo que para ir aumentando visitantes cada año, alguien ha tenido que compartir, que hablar de la web, o recomendar. Mi bienaventurado anonimato me permite esta autocrítica que no entiende por qué mis 10 amigos de Burgos, cada vez que hay un concierto chulo allí, ponen el cartel en su historia de Whatsapp, y mis 300 contactos de Alicante, nunca son capaces, si quiera, de poner uno, de su amigo, de su banda favorita, de un ilustre actor que nos visita, o de una exposición que le ha molado.
Lo dicho. Más que una frustración es una llamada de atención a los que como yo, no se habían puesto a pensar lo fácil que es ayudar a que la cultura avance, se extienda, se difunda y llegue a más gente. Un medio hace su trabajo, pero sin ti, se queda a medias. Piénsalo.
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