Innovar es la base de la evolución. Si no te transformas, te estancas, si te estancas, aburres, te vuelves previsible y acabas cayendo en una dinámica de insulsa competitividad que no conduce a ningún lado.
En Alicante, como en la vida, lo importante es labrarte tu propio espacio, ser consciente de lo que te rodea, de lo que tienes y de lo que puedes ofrecer… y cuando eres sensible a todo eso, te toca tener paciencia y estar preparado para darte contra la misma pared, una y otra vez.
No es habitual encontrar visos de riesgo en esta previsible ciudad. Y menos conseguir que las instituciones avalen esa cruzada. Tal vez por eso es tan importante que exista un espacio como el Teatro Arniches. Lo sería en cualquier lugar del mundo, pero cuando el postureo llega a los niveles que tenemos aquí, cuando hay tanto clon vendiendo lo mismo de distinta manera a gente con el criterio «democratizado», cuando nadie se preocupa de los consumidores de cultura del futuro, o del valenciano, o de los «raros», o de las propuestas locas que merecen un trato tan digno como el que recibe quien acumula premios (porque quien los da rara vez va a un teatro o sala vieja, ajada y minoritaria)… llegas a la enésima presentación de programaciones de otoño y ¡tachán! resulta que hay vida más allá de lo comercial.
El mérito de la foto se lo llevan los políticos y su palabrería a destiempo. Pero la realidad es que el trabajo (bien hecho) lo pone el team de Alicia Garijo, una directora que, desde el primer momento, ha entendido dónde estaba y qué debía hacer para resucitar un muerto de apellido Arniches.
¿Qué falta en Alicante? Propuestas diferentes, obras que llamen la atención de niñas y adolescentes, paridad, un espacio en el que el valenciano tenga cabida, una casa para la Muestra de Autores contemporáneos, una filmoteca y apertura a los nuevos tiempos.
Es obvio que el Principal tiene su función, que el Aula de la Cam necesitaría una Garijo (o, al menos, algo de vínculo intergeneracional), que Cigarreras es el contacto entre la propuesta privada y la pública y que hay una decena de casas de cultura muertas de asco a las que deberían empezar a quitarles el polvo y a darles una utilidad.
El problema es la línea a seguir, o la repartición de espacios, o las barreras de la pertenencia a una u otra institución. Si algunos dejaran de lado los votos y se preocuparan de lo importante, la cultura sería el epicentro de un terremoto que Alicante lleva necesitando décadas. ¿Qué pasa? que unos frenan, otros aceleran, los que aceleran se acaban yendo y el que llega nuevo tiene tal afán de protagonismo que, guiado por la inconsciencia del ego, acaba con el trabajo bien hecho con firma de otro y empieza de nuevo una aventura que, rara vez, llega a cumplir cuatro años.
Ese es el sino de la precariedad y de los números. Puede que en ALM nos sintamos identificados con lo que pretenden en el Arniches, el L´Escorxador de Elche, en la KAKV de Villena… tal vez haya una identidad desperdigada por la provincia y no nos hemos dado cuenta, o a lo mejor es la simple solidaridad de los que vivimos al filo de la muerte, hastiados de la incomprensión o infravalorados por ese halo comercial que lo devora todo.
El caso es que, después de 20 presentaciones de programaciones de teatros de la provincia, la del Arniches es de las pocas que nos ha parecido que ofrezca algo diferente, la que ha tenido en cuenta al público que nadie valora y la que más riesgos ha asumido.
¿Para qué está el dinero público? Para eso, para atreverse a ir un paso más allá, para llamar la atención de los pobres y facilitarles la asistencia, para que los niños (ya que no tienen asignaturas culturales) tengan la posibilidad de escaparse de la educación tradicional, con días de teatro, música, danza… para que las compañías locales puedan exponer su talento y ya, si nos pagaran a los medios por difundirlo, sería la rehostia.
Ir de la mano, olvidar mirarse el ombligo, eliminar de cuajo el postureo… y seguir vivo. ¡qué fácil parece y cuántos quebraderos de cabeza nos provoca!
Para muchos la noticia será una obra en cuestión, o una película, o un concierto, o que no conocen a ninguno de los actores principales… para nosotr@s la novedad es encontrar un espacio que nos represente. Y el Arniches lo hace.
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