Todavía hay gente que sigue preguntándose lo que es una jámtrica. Y eso que llevamos más de 10 perspectivas diferentes de lo que resulta del arte libre de toda aquella que necesite, y se atreva, mostrar algo cada mes en el escenario del Tumbao.
En la eclosión de esa acumulación, está la sinergia improvisada que hace que quien la vive desde fuera, lo haga con un ansia de disfrute que pocas cosas tienen en esta maldita ciudad. Es un ejercicio de dejarse llevar descubriendo cosas. Te puede atrapar un verso, un trazo brillante y un peinado floral, la reinterpretación de una canción, la danza del vientre, la expresión corporal, el abrazo en la distancia, el juego de voces… vamos, la transversalidad en si misma.
El trasfondo es una causa inevitable, viendo que el Ayuntamiento se saca de la manga un servicio antiaborto, que siguen matando a mujeres indiscriminadamente, que Gaza está más cerca de lo que parece o que no tiene que ser 8 de marzo para vestirse de morado.
Hay ratos en los que uno siente cierta vergüenza de ser un tío. E igual, en esa reflexión inevitable, está el secreto, o el significado, de lo que se pretende con cada actuación de 3 o 4 minutos. Replantearse porqués, o reescribirlos. Ceder protagonismo a neuronas con otras sensibilidades. Buscar puntos en común. Pensar y dejar pensar. Callarse, o dejar hablar. Acompañar. Hacer el coro. Aplaudir. Y seguir sintiéndote cómodo.
Mientras todo eso pasaba, dos ondarenses, arrasaban en un escenario de Benidorm cantando «zorra». Vulpe es un sinónimo de vulpino, que da nombre a unas precursoras de algo que el tiempo, por suerte, ha normalizado. Ellas se revelan, porque tienen por qués de sobra para hacerlo. Da igual el trozo de vídeo que escojas, porque en todos hay un trasfondo que trae a colación una virtud, muchas veces menospreciada.
No sé si se trata de recargarse, o de disfrutar el proceso de acumular energías comunes para otras sesiones diferentes en los meses que están por venir. Mi envidia es obvia. Pero disfruté, como todas las que llenaron El Tumbao el sábado. Quedó un hueco para ti. El mes que viene, seguirá ahí. Esperándote.
¡Vente!
Deja una respuesta