El ambiente estaba candente a la par que la humedad se notaba por las gotas que caían fuera. Dentro del Tumbao estábamos en familia, la gente de Alicante se esconde cuando llueve. Pero ahí estábamos, juntas y con ganas de pasar una tarde entre risas, emociones y arte.
Abrió la tarde Victoria Lourdes con su desparpajo y pasión por el mundo de la canción de autor/a. Cindy desplegó su artesanía y luego se animó con la improvisación. En cuanto a Carmen, nos encantó su poderío, fuerza y presencia.
Lea hizo dulce el ambiente con su interpretación en lengua de signos de Miriam a la guitarra, a la voz, a la entrega, porque Miriam es todo entrega que te abraza.
Momo empezó a improvisar con Lea mientras su perro jugaba con Ágora, que esperaba atenta a encontrar la escena para salir a liarla. ¡Qué decir de la propuesta abierta para que se animara en ese momento alguna persona con nervios! Así salió Carla Hurtado junto a Miriam y la rapera Sawax junto a Ágora, para dejar de lado las cadenas que las enredan, y entonces fluir y envenenarse ricamente de la sensación del ahora que tanto te atrapa en el escenario. Yo hice versos, pero también hablé, porque, para mí, hablar mucho y cantar un poco son mis retos este año. En fin, que estuvimos de maravilla en la Jámtrica porque es un espacio que nos une y nos acoge desde una perspectiva muy íntima.
El porqué de la Jámtrica se basa simplemente en estar ahí apoyándonos, en una tarde de amigas, de chicas, como cuando nos íbamos a una fiesta del pijama. La Jámtrica como un encuentro, como un momento de coincidir con otras muchas mujeres artistas en un espacio-tiempo. Porque… ¿dónde se meten?
Y es que estamos esparcidas por el mundo, pero, cuando nos juntamos, otra onda se tercia. Digan lo que digan, se necesitan estos espacios, porque hay mucha incoherencia y se requiere salir de los estereotipos e ir a lo común que nos une, para entendernos más desde una condición de quién soy y no de quién
se supone que debo ser por tener un género.
Hoy en día, poner en retórica estos encuentros no tiene cabida, porque hacemos que nos nace y nos apetece. Fuera de estigmas, rezos, señas y aspavientos, hoy en día necesitamos el calor de las nuestras, porque hay un punto que no se llega a entender, es el mismo punto que suscita rabia porque no conozco casos de mujeres mayores que violen a menores y sí lo contrario, por ejemplo. Por ello, en estos círculos encontramos la voz de quien ha sido anulada, de quien ha sido abusada o ninguneada, entre otras cosas, por, simplemente, su condición de mujer, que no tiene que ver con incentivar la distancia de géneros sino con concienciar a ambos géneros, que somos mera programación de condiciones sociales que nos separan, que nos hacen cerebros diferentes porque, desde una reproducción social, la educación inconsciente/consciente nos hace distanciarnos cuando podríamos tener una misma perspectiva empoderada como personas y no como géneros.
La brecha aún existe y existirá hasta que no se consiga una coeducación real en la infancia. Entiendo que una hibridación de ambos conceptos de género se podría dar en los juguetes, empezando por ahí, entre otras múltiples acciones que se podrían hacer.
La Jámtrica está para el desahogo de acciones que siguen hoy en día pasando, que no podemos obviar, ni siquiera pasar por alto.
En primer lugar, porque no nos sentimos bien siendo objeto; y, en segundo lugar, porque estaríamos viviendo en una mentira sexista encubierta por el devenir de los días, pero que nos va mermando, poniéndonos en modo “yo no quiero ver y me mantengo callada”. Cuando nos tratan de tontas, cuando nos piropean el cuerpo y no nuestra inteligencia en el trabajo: Cuando aún hay distancia entre dos mundos que no son diferentes sino invenciones diferentes. Cuando se puede cambiar la realidad y vivir más conscientes, más íntegras y menos vacías por la inercia. Hacemos Jámtrica. Amamos a los hombres y son bienvenidos, aunque esa tarde nos permitimos ser nosotras las protagonistas.
fdo: Ágora Reix
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