Carta de un músico amigo al que admiro mucho…
Vengo indignado del Trovam. No sé si reírme o llorar, porque hace unos meses tuve que dejar de pagar las cuotas de autónomo porque las cuentas no me daban. Para lo poco gordo que me sale tiro de cooperativa, o me doy de alta un día. Sí, he dejado de ser una persona íntegra, pero en el orden de prioridad va antes comer, tener un techo o no morir de estrés.
Antes de proseguir, me gustaría disculparme por las muchas veces que te he criticado por hacer públicas tus penurias. En el bus de vuelta me sentí enormemente identificado con el hecho de que los artistas de esta Comunidad dependamos única y exclusivamente de las Instituciones públicas. Y si no nos contrataran dos o tres veces en los Ayuntamientos de siempre, nuestra vida sería todavía peor.
Esto es como el cuento del huevo y la gallina. No sé qué va primero. Lo que sí sé es que, al final, el músico se ve abocado a aceptar las condiciones que le marcan las circunstancias. Y, salvo excepciones, en esta provincia las Salas no son Salas al uso. Y las que montan conciertos, lo hacen tan de extranjis que se mueven en el filo de la denuncia, bajándote el volumen a más no poder y pagándote, lo poco que te pagan en negro. Eso, o son de otra época y sobreviven anclados en cosas que ya les vienen programadas de otro lado.
Yo no me voy a quejar. Porque tristemente esa mierda es la que me da de comer. Aunque haga que cada día me sienta menos músico. Pero eso no quita que me parezca un esperpento ver a políticos hablando de lo bien que se lo montan grupos, que al ver sus giras todos los conciertos son programados por Ayuntamientos, me enerva. ¿Qué cojones hemos montado? ¿un cortijo? ¿importa el talento? ¿o solo vale que seas de Valencia? que cantes en valenciano, o que votes al que te da de comer, como es lógico. Yo, también lo haría. Aunque bien pensado, si dentro de 4 años sale otro, igual se cierra el chiringuito y ¿entonces qué?
Siento que he estado ciego pensando que pegaría un pelotazo. O delegando en gente como tú mi responsabilidad ya no como músico, sino como ciudadano. Ni me paro a pensar como vives tú. Ni porqué los bares me pagan lo que me pagan, ni si es vida esto de mendigar días sueltos de los fines de semana, para juntar dinero para comer. Porque llevo años creyéndome que ir de gira son mis vacaciones y que grabar un disco equivale a las sesiones de psicólogo que no me puedo pagar.
Ya ni sé lo que es el éxito. Porque en el camino he visto retirarse, hartos de lo mismo que yo vivo, a muchos buenos músicos y a otros que han tirado vidas malcurrando por seguir viviendo un sueño del que te despiertan a base de hostias, y hostias, y más hostias. Eso, o los que han acabado tocando versiones de mierda en un puto chiringuito 90 días del verano y todos los findes del resto del año en los sitios que todos conocemos.
Estoy triste y muy cansado tío. Porque encima, ni me puedo poner enfermo, ni cotizo, ni tengo con quién desahogarme. Al revés. Hasta la gente que me quiere me dice que estudie oposiciones o que me busque algo más estable. Que me ven jodido. O que cómo coño voy a transmitir alegría con la que llevo encima. Y lo que más me ha dolido de todo esto fue una cosa que mi padre, digno agricultor y parco en palabras me dijo ayer: Al final, lo triste es que habiendo estudiado y estando mejor preparado, cambiando mi hoz por tu guitarra, has acabado más desgraciado que yo que era uno más y no tenía nada de especial, y me pagaban por hacer cosas que cualquiera podría hacer, mientras tú tienes un talento que no tiene valor para la mayoría.
De aquí mi carta para poner en valor, no mi trabajo, sino el de todos los músicos de esta tierra que conozco. Porque no me canso de escuchar la misma queja. Y lo peor es que no hacemos una mierda por cambiarlo.
¡Qué pena!
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