La concejalía de Urbanismo, junto con los representantes de Harinas Bufort S.L y de Cloquell S.L, Antonio Bufort Camino y José Luis Bufort Sempere, han firmado esta mañana la adquisición de dichas fábricas, para que pasen a ser propiedad municipal, como resultado del aprovechamiento urbanístico acordado.
El edil de Urbanismo, Adrián Santos Pérez, ha señalado que “es un objetivo más que desbloqueamos en esta legislatura, consiguiendo mediante consenso con los propietarios, que se aúnen los intereses de ambas partes sin perjudicar a nadie. Se ha conseguido después de dos años de negociaciones con los propietarios, desatascar un proyecto que llevaba 19 años en un cajón, y por fin podemos decir que ya tenemos un convenio urbanístico que va a desarrollar el sector dos, para hacer viviendas como tenía previsto el sector, y además, una gran dotación pública conservando los edificios públicos”.
El pasado mes de abril, el Pleno del Ayuntamiento de Alicante aprobó sin ningún voto en contra, el Programa de Actuación Integrada de la unidad de ejecución 2 del sector Benalúa Sur que afecta a las harineras, con una superficie total urbanizable de 8.355 metros cuadrados, tras el acuerdo alcanzado con las empresas propietarias de las mismas, que cambiarán su actual ubicación.
El Ayuntamiento tendrá un plazo de dos meses contados a partir de la firma del Convenio de Programación, para realizar un proyecto de reparcelación donde se determinará los metros de aprovechamiento que le corresponden. Una vez determinada la cantidad de techo edificable que le corresponda al Consistorio, se decidirá el uso al que irá destinado estos inmuebles. Desde Urbanismo, se baraja la posibilidad de dotarle de un uso múltiple que pueda ir desde dependencias municipales lo que evitaría el pago de alquileres, o usos culturales o deportivos.
En 2019 se presentó la primera versión del programa y tras su exposición pública, se recogieron más de veinte alegaciones en su mayoría relacionadas con la conservación de los inmuebles dado el valor arquitectónico de los mismos. Ambos edificios son obra del reconocido arquitecto Miguel López González, constituyendo destacados ejemplos racionalistas de la escasa arquitectura de carácter industrial de la ciudad de Alicante. En este sentido, se descarta el derribo total de los edificios, ya que supondría una agresión al patrimonio arquitectónico de la ciudad, por lo que se propone a su incorporación al Catálogo de Protecciones de Alicante.
El estudio técnico recoge 19.600 metros de techo construido que pertenecen a los urbanizadores mientras que el Ayuntamiento tendrá 5.000 metros aproximadamente que se corresponden con la extensión de los edificios de harineras. En el acuerdo alcanzado, además se contempla la cesión de 9.000 metros de edificabilidad añadidos a los propietarios como compensación por el traslado de su actividad.
La reflexión tras el Corta-pega…
Benalúa es un barrio que hace apenas 5 años movía una parte importante de la cultura de Alicante. La desidia y el egoísmo, o el hecho de primar otras cosas, ha dejado a este barrio sin Freaks, sin Coworking artístico y con muchos bares (y restaurantes) que buscan un hilo de unión con la actividad del resto de la ciudad que bien podría ser la Cultura, teniendo en cuenta que hay varios espacios al aire libre utilizables, que El Tumbao sigue en activo y que el Arniches pone luz a los fines de semana con una programación alternativa y diferente.
Las harineras siempre estuvieron en mente de los defensores de la ocupación y la autogestión cultural. Y hoy vuelven al centro del debate con esta firma con fin templado que no deja a las claras si allí va a haber oficinas, un escenario, o un campo de petanca.
En la ciudad del «qué hay de lo mío» empieza a llegar el momento de aparcar lo propio para encontrar un futuro diferente al que, a día de hoy, ofrecen nuestras instituciones. Reclamar el libre, crear un proyecto cultural es viable… pero para eso hay que tener un par de cojones/ovarios bien puestos. Y eso, en un lugar más acostumbrado a mendigar migajas de pastel que a cocinarlos, es complicado.
Lo triste es que a las Harineras, le han precedido, cocheras, la Británica, Séneca, El Cuartel de la Guardia Civil, los Centros culturales o las bibliotecas.
El debate es obvio. Lo que faltan son ganas de empezar a renombrar y colorear todo esto con menos pataleta y fotos, y más realidad y proyectos.
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