El jueves, ojeando el twitter, vi que el señor alcalde se había juntado con una representación de las hogueras y me vino a la cabeza la reflexión inocente de un amigo al que invité, el año pasado, a pasar las fiestas de Alicante en mi casa –¿y estos días no hay conciertos?–
No, amigo, bueno sí, hay iniciativas privadas como el racó del Marearock, el PFDF del Jendrix, los conciertos de la Ruta de la Madera, la furgoneta de los Sanguangos… pero para las instituciones y l@s que se llevan las «subvenciones festeras» la cultura no tiene cabida en el programa de fiestas.
Se ha interiorizado tanto la historia, que much@s alicantinos, ya, no distinguen entre fiesta y cultura. Las tradiciones son una fuente de enriquecimiento del presente. Yo que vengo de fuera, como los suecos a los que el año pasado se les intentó vender (sin éxito) la fiesta, me quedo maravillado con las construcciones abstractas, con el ruido de las mascletás (posiblemente, lo más recomendable de la semana de celebraciones), con la Plantá, con la Bañá, con la Cremá, con los desfiles, con los pasacalles, con la idea de juntar a amigos y familias en torno a una mesa, o con que un ayuntamiento permita que todo el tráfico del centro de la ciudad se pare y circular por Alicante sea un puto caos.
No voy a ser un hipócrita y hablar de borrachos, porque en todas las fiestas de este bendito país hay alcohol, pero entiendo que en una subvención pública de más de 200.000€ debería haber un hueco para que los racós y las barracas hicieran algo más que poner una orquesta o un Dj repetitivo para que el borracho del barrio baile solo hasta las cinco de la mañana.
Quizá del 20 al 24 de junio, deberíamos aprovechar esa condición de «Ciudad sin Ley«, para mostrar al mundo los más de 200grupos de la provincia. Permitir que charangas, bandas municipales y dulzaineros formen parte de la fiesta, abrir el Maca, el Mubag o el Marq y convertirlos en estandarte de la fiesta como hace, por ejemplo, Bilbao con el Gugghenheim, entretener a l@s nenic@s con cultura, premiar, como se hace con la mejor hoguera, al racó más cultural, o al más sostenible y modernizar unas fiestas que, en mi modesta opinión se han quedado anticuadas.
Luchar por tu parte del pastel está bien, es evidente que las hogueras en Alicante generan muchos votos y muchas influencias y hay que saber tener content@s a l@s simpáticos viejetes que controlan el cotarro. Pero quizá es hora de que la juventud, también, tenga voz (y voto) en esto y sirva para algo más que para ser bellea del foc, o camarero/cliente de las barracas.
Visto lo visto, es difícil que los foguerers cambien el chip, y el alcalde y su ejecutiva no parecen por la labor de transformar el concepto de fiesta, porque el año pasado iban por ahí fardando de que habíamos tenido las mejores Hogueras de la historia. A parte de estar gobernando, no sé en qué lo notaron… pero bueno, tenía que escribirlo, porque hay una parte de la ciudadanía hastiada de este concepto de fiesta y nosotr@s nos pasamos el año reivindicando y vendiendo que Alicante es otra cosa.
Así que espero que cuando se vuelvan a reunir los representantes del ayuntamiento con las hogueras (que seguro que lo hacen muchas veces), a parte del dinero a repartir, se hable, también, un poquito de música, arte, literatura… en definitiva, de cultura.
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