Me encantan las presentaciones de la MUESTRA de Teatro de Autores contemporáneos de Alicante, porque más allá del mamoneo político y la burocracia implícita en el retrato, se descarna la actualidad dramatúrgica contemporánea desde la perspectiva de un equipo que te reta y consigue que un cuestionamiento simple se hile con la actualidad de lo que hay cuando el ensayo acaba y hay que representar la obra: Aquí sólo desafía el que puede, y el que se atreve. Y aceptan el reto l@s que no entienden de miedos.
He ahí lo que más allá de acrónimos, diferencia este evento del resto…
Este año, continuáremos echando de menos a Guillermo Heras, pero estará presente, él, su legado y todo lo que aportó. Allá dónde esté tiene razones de sobra para sentirse orgulloso de este programa de 15 obras, con 15 cuestionamientos, una parte editorial, un nuevo (y esperemos que fructífero) club de espectadores y la dosis necesaria de formación, que removerá a la ciudad de Alicante, en su 31ª Edición, del 03 al 11 de noviembre.
Mónica Pérez ha heredado esa bendita condición de verso libre, asumiendo que los números sólo importan si el mensaje permea en el público. Y para eso, desde mañana mismo va a dedicarse a difundir la buena nueva de un espectáculo que vertebra, en apenas 10 días, todos los espacios escénicos de una ciudad que tiene más (mucho más) de lo que la parte política de la ecuación sabe vender.
Ha llegado la hora del cambio. El evidente, con nuevo nombre para consumo cotidiano: MUTESAC, nueva web y 4 colores ligados a itinerarios a seguir. Y el pretendido por la evocación de ligar cada obra a una pregunta, y cada cuestión a una oportunidad de recuperar el aspecto crítico del guion improvisado que debería regir a esta ciudad.
Aunque hoy tocaba la versión oficinesca, la sucesión de monólogos institucionales y la foto. Entrelíneas, es de agradecer que ya no quede hueco para más patrocinadores públicos en el faldón del cartel. Pero el proceso de costura de redes, requiere otras sinergias ausentes, que van desde la puntualidad del transporte público para ir y venir, el comercio de calidad, para avituallar el antes y el después, y la búsqueda constante de un público que debería interesarse por todos los matices que el equipo de la Muestra idea para que quepan, en un mismo mapa: el Arniches, el Principal, el Paranimf, el MACA, Las Cigarreras… y el espacio vacío que deja la ausencia de una representación privada que todavía está en proceso de maceración.
Ana Fernández Valbuena lo ha sintetizado a la perfección en 2 palabras: Visibilidad y transmisión, punto de partida de la «intergeneracionalización» pretendida en esta mezcla de legado de cuerpo presente y boceto de nuevas energías. Por algo el INAEM aporta más que nadie, y pone la ironía en la (im)posibilidad de desligar La Muestra; de Alicante.
Luego, el drama, la comedia, la ironía o el humor negro se montan en un tren con rostros conocidos y nuevos nombres del panorama nacional. Con formadores y aprendices, viejos y jóvenes, memoria y pretensión, legado y «socorros» sin respuesta, autor sin autor, gestión de sentimientos por despertar, paraísos e infiernos… y todo esto y más, en 10 días para rehacer más preguntas que evidencien que «el teatro cuestiona, no da respuestas». Y genera debate en el periodo que va de la caja negra a la buena costumbre en desuso de hablar sobre lo visto para perpetuarlo, como se hacía antes, con las herramientas de ahora.
¿Qué significa mostrar? he ahí la cuestión: enseñar, en todas sus acepciones, desvestir lo que las palabras y las interpretaciones pretenden decir y trasladar todo eso de la butaca a tu reflexión fuera del contexto dramático.
Entre medias, más distendidamente, podremos reivindicar colectivos invisibilizados, desvirtuar los atributos del poder, banalizar los privilegios… incluso revelarnos, y discutir todo lo que haga falta, saltándonos los límites de las horas y las fechas..
Guillermo Heras escribió un principio que hoy hay que poner en movimiento, adaptarlo al contexto socio-político actual, sugestionar, usar todas las herramientas que tengamos a mano y ver si esa supuesta luz que caracteriza a esta ciudad es capaz de iluminar algo más que las playas. A ver si, de paso, reactivamos el vínculo con la ciudadanía, apoyamos la cruzada de La Cuarta Piel y nos unimos a su club de espectadores mientras leemos, observamos y hablamos, para generar debate, independencia y necesidad.
Yo que vengo de fuera me siento identificado con esta búsqueda de espacios dónde encontrarnos. Dónde dar con los vínculos con esa gente que busca lo mismo que tú, o que boceta esa búsqueda sin saber que el teatro, y noviembre, podría ser un buen punto de partida para todo lo demás.
Por eso, si me lo permitís, voy a acabar este artículo, contestando a la última pregunta de la quincena de interrogantes que ha hecho en voz alta la directora del evento: ¿Cuándo vas a hacer eso que siempre has querido hacer? Noviembre queda lejos, pero del 03 al 11 puede ser un buen momento para intentarlo.
¿te apuntas?
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