Cada año, la Fundación Contemporánea publica los datos de su «particular» Observatorio de Cultura: Biblia del clasismo más rancio de la vida artística de este país, que, como toda encuesta, tiene su parte de razón y su porción de subjetividad interesada.
Habréis leído muchos análisis ególatras de los resultados: el crecimiento de la Comunidad valenciana (obvio), la progresión del Teatro Principal y del Maca, la expansión repentina de Las Cigarreras… o la visión más ceniza de que la ciudad de Alicante ocupa un discreto lugar 28 en la calidad e innovación de su oferta cultural.
Yo no soy un experto, pero resulta que la Fundación contemporánea sí que sabe seleccionar a una serie de e 362 miembros y miles de, cito textualmente: «profesionales de primer nivel de nuestra cultura: escritores, artistas, directores y actores, músicos, arquitectos y creadores de todos los campos; responsables de fundaciones, directores de museos, centros e instituciones culturales; editores, productores, promotores, galeristas y responsables de industrias culturales; comisarios de exposiciones, gestores culturales y profesionales del sector, así como responsables de áreas e instituciones culturales de la administración pública central, autonómica y municipal».
¿No os chirría? Lo primero, que no sean nombres concretos y lo segundo que en esta ambigua lista haya un perfíl básicamente ególatra, combinado con ¡tachán! «administradores públicos«.
Antes de seguir con el análisis os invito a que abráis (y leáis sin mediatización) el ESTUDIO COMPLETO. Para empezar, una obviedad: Madrid, el País Vasco y Cataluña son este año, y por este orden, las Comunidades más destacadas por la calidad e innovación de su programación cultural. Y por lo que yo sé, también son las que más inversión pública y privada reciben, seguidas de Andalucía y la Comunidad Valenciana. Entre las cinco, el mérito real es que Euskadi pueda codearse con las dos grandes capitales nacionales, pero hecho en falta una comparativa entre el gasto en cultura y la repercusión que ese desembolso tiene en cada Comunidad.
El segundo punto del estudio se centra en la calidad y la innovación de la oferta cultural de las ciudades nacionales. Y, de nuevo ahí, surge otra duda ¿programación de qué? porque, curiosamente las 6 primeras de la lista son, también, las 6 más pobladas. Por lo visto, la oferta de Donosti ha menguado oscensiblemente (será porque en 2016 fue capital europea de la cultura), pero a parte de que Alicante ocupe el lugar 28, llama la atención que Murcia, siendo la séptima ciudad más poblada, esté en el 20… y el crecimiento meteórico de Santander y Valencia, donde (no hace falta que lo diga un estudio) el equipo del amigo Ribó está haciendo un trabajo más que reseñable.
Pero sigamos con la letra pequeña de este estudio. ¿por qué está Santander tan bien valorada? Obvio: el centro Botín. Y ¿las demás ciudades? Ahí la clasificación no tiene que ver con la pasta que mueven determinadas instituciones… ¡qué va! lo mejor de España en 2017, fue lo mismo que en 2016, 2015, 2014… vamos: el Reina Sofía, el Prado, el Guggenheim, Arco, el Thysen, el Teatro Real… patatín y patatán, los eruditos valoran que Goya es más interesante que Sempere (¡qué listos!) o que un teatro con un presupuesto de 50 millones de euros programa mejor que una con unos cientos de euros e imaginación (¡cuánta inteligencia!). Yo a esto lo llamo snobismo y obviedad, lo que no sé si está basada en opiniones contrastadas, en el dinero que generan, en la originalidad de la propuesta o en qué clase de parámetro (porque no se cita en ningún lado).
El siguiente punto nos lleva a otro tópico en la cultura: el centralismo. O lo que es lo mismo: valoremos una Comunidad por la capacidad, básicamente, de su capital. ¿qué es lo mejor de Madrid? Madrid ¿y de Catalunya? Barcelona ¿y de Euskadi? Bilbao y Donosti ¿y de Alicante? el Maca y el Teatro Principal.
Llama la atención que de tantos votantes, por ejemplo en la Comunidad valenciana, sólo les salgan 15 cosas reseñables. Habiendo sólo en Alicante más de 50 auditorios/teatros, más de 40 festivales de música, museos en cada rincón de la provincia, propuestas artísticas que van desde la danza, hasta el teatro, pasando por la fotografía o el circo… pero solo el MACA, el teatro Principal y Las Cigarreras son dignos de mención. Aquí sí que tenemos especial interés en saber quiénes votan tan magnífica aportación (aunque sólo sea para recomendarles nuestra agenda y que se den una vuelta por Villena, La Nucía, Alcoi el Teatre Arniches, que descubran la Sala Itinerante, la nueva feria del libro unificada de Alicante, el Low Festival…) o, ya que estamos, que si van a citar el festival Tercera Setmana, añadan la coletilla Alicante al lugar donde se celebra.
Veis como hay que leer algo más que el titular... pues ahora el acabose… también llamado punto 5: «Respecto al momento actual de creación y repercusión internacional en cada uno de los campos de la cultura», resulta que la cultura se ha convertido en instagram, y lo más destacable de las artes es ¡tachán! La Gastronomía y la Moda. Si algo nos ha caracterizado a los artistas a lo largo de la historia es que nos morimos de hambre y que, aunque tengamos buen gusto no nos da para trapitos nuevos y, normalmente, somos «andrajosos». Pero ahora resulta que la cultura no es arquitectura. ni escultura. ni pintura, ni música. ni danza, ni literatura, ni cine (séptimo arte), ni fotografía. No, lo más valorado es la Gastronomía y la moda… ¡No hay más comentarios señoría!
El estudio concluye con dos apartes dignos de mención. El primero, poco detallado, habla del aumento de la inversión pública en Cultura, posiblemente, la más reseñable de las noticias extraíbles del estudio y que curiosamente, muy pocos medios han citado.
Y el segundo, la importancia de la comunicación en la repercusión de la cultura. Nos vamos a quedar con que los eruditos valoran con alta estima, la eficacia (y el curro) de los medios online, aunque muchos ayuntamientos/instituciones sigan gastándose el presupuesto de publicidad en Medios obsoletos y con un criterio decreciente (esto no lo dice el estudio, lo dice el público). Con un aparte, que ratifica lo anterior, con una queja generalizada a la que no se le pone remedio: «la atención de los medios a mi actividad cultural», y la distinción entre el amor al arte y el amor al dinero (mal invertido), y una crítica hecha número que valora la mala comunicación (tradicional y digital), las malas relaciones entre gestor y medio, la falta de presupuesto (o su despilfarro), etc.
Resumiendo: la cultura de base no tiene importancia. ¿quién quiere invertir en un nuevo artista si ya está el Prado con Picasso, Velázquez, Goya, El Greco…? si quieres «buena» cultura vete a Madrid, Barcelona, o en su defecto, a la capital de tu Comunidad. No indagues en el mundo Underground, porque son unos muertos de hambre y si quieres arte de verdad: vete a un buen restaurante, o a una boutique, que los teatros y los museos ya no ofrecen esas cosas.
Fdo: Un experto gestor cultural/diputada de cultura/luchador artístico con el sustento de mi papá o una multinacional que me dice, vota ésto que tenemos cuatro amigos en el periódico que verás que análisis más conciso hacen del asunto…
Tano León dice
Gran artículo.
Angel Puado dice
Certero, como siempre.