El mundo de la promoción es un inconsistente hilo que te «une» a las manos que manejan en la sombra tu carrera. Gran parte de tus sueños quedan en poder de un manager al que, la mayoría de las veces, sólo le interesa desangrarte las cuentas, llevarse su parte y desaparecer. Y, mientras, los artistas, (soñadores, compositores, músicos e interpretadores) se ven inmerso en una vorágine de recitales en lugares en los que si no fuera por contrato, no tocarían ni hartos de grifa.
Son muchos los conciertos así que hemos visto últimamente. Grupos ojerosos, con ganas de tocar rápido, deseosos de que alguien pueda sacarlos de ese torbellino comercial y ponerlos ante un público, mínimamente interesado, al que los agradecimientos, las letras y la música les llegue de verdad.
No sabemos si los onubenses Och8 vientos están así, pero desde luego, sentados en los fríos taburetes de la cafetería de la fnac es lo que a nosotros nos pareció.
Quizá, como tantas otras veces, estemos equivocados, pero más que ante un concierto sentimos estar ante un trámite en el que importaba poco que el público estuviera allí circunstancialmente, que las siete de un sábado no sea la mejor hora para tocar en Alicante y que para, apenas media hora de bolo, en esas circunstancias, no sabemos si merece, realmente, la pena pegarse la friolera de 691km.
A nosotros nos valió la pena acercarnos al centro comercial a ver como sonaba en acústico el «imperfectuando». Aunque sólo fuera por contribuir, a nuestra manera, a dar un poco de calor a este trío de talentosos onubenses, que días antes se habían puesto en contacto con nosotros para tratar de alargar su estancia en la terreta con otro concierto, o, al menos, para que el trámite promocional tuviera algo más de repercusión de la que, lamentablemente, al final, tuvo.
Mientras ojeábamos las últimas novedades musicales y ratificábamos que ya podéis comprar el «no guardes en la cabeza lo que te cabe en el bolsillo» en la fnac, escuchamos los primeros acordes del concierto. Dejamos el disco de Titus Andronicus en el stan y nos fuimos en busca de la luz de gas de batman reflejada en la hebilla del cinturón de Toñi.
Una de esas excelentes voces femeninas que abundan en el panorama musical patrio, nos atrajo. El legado de Narciso Yepes, combinaba a la perfección con otra acústica, esta de 8 cuerdas, utilizada como bajo. Nos pedimos una cerveza y mientras una menuda aprendiz de sonidista acababa de acicalar el sonido de la banda, fuimos combinando tragos de cerveza con temas como alma de luz, Volar, te perdí, porqué, persiguiendo o lejos.
La verdad es que, aunque breve, el concierto nos dejó un buen sabor de boca. De hecho nos hubiera gustado que hubiera sido un poquito más largo, o que se hubieran permitido el lujo de que esos punteos que César improvisaba, o esas alargadas sensaciones cantadas, las hubieran escuchado alguien más que los tres gatos y los cuñados de la cantante que allí nos congregamos.
Pero bueno, así es la realidad de la promoción. Al menos, la que se encuentran los artistas que vienen a presentarnos sus ilusiones a los alicantinos, que prefieren berrear maleducadamente viendo un partido de básquet, o emborracharse en el primer tardeo de la temporada que pararse a escuchar buena música un ratito.
Esperamos, y deseamos, que terminada la gira por fnacs, Och8 vientos disfrute, de verdad, de los conciertos y podamos verles pronto enchufados, y disfrutando: aquí, en Huelva o donde la providencia tenga a bien que nos reencontremos.
Anónimo dice
Gran reflexión. Basta ya de tratar grupos como si fueran esclavos.