Llevaba tiempo sin pinchar en un bar. De hecho, quedan lejos los tiempos en los que poner música era uno de mis ingresos esenciales. Ahora ya no me puede ni la presión, ni me joden tanto las críticas como antes.
Hay muchos tipos de dj´s: los que buscan «la sesión perfecta» y la repiten hasta la saciedad, los que trabajan durante la semana imaginando un contexto que puede o no darse, los que pinchan lo que les apetece sin tener en cuenta quién les está escuchando… y el pincha-discos sociólogo, que tiene un amplio abanico de posibilidades y, según la clientela, se adapta.
Yo pertenezco a este último grupo. Me llevo mi disco duro dependiendo de dónde vaya a poner música, pero tengo unas cuantas carpetas de «por si acaso» y el spotify a mano por si la noche adquiere unos derroteros inesperados.
Es un ejercicio de empatía muy bueno. Observas, ves quien se mueve, quien te mira, quien critica lo que pones, quien busca que le sorprendas… y así vas hilando canciones previsibles dentro de un contexto como el que evoca el Jendrix (Rezillos, Sonics, MFC Chicken, the Doors…) con algo de música made in Alicante (por aquello del Plataforma y las visitas ilustres), tiras de swing, porque hay una hora de regalo por que hoy hay que adelantar los relojes y hasta me permito el lujo de probar los oídos de los presentes, con Nick Cave, Neil Young, Frank Zappa, Los Saicos, El Hombre Lobo Internacional, Clothilde y otras voces femeninas francesas de los 60…
Los más puristas se van decepcionados, hay gente que se queda toda la noche, seguramente, porque ya no hay muchos sitios en condiciones a los que ir… aguantas peticiones estrambóticas y fuera de contexto (como Amaral), gente con dos copas de más, que te pide canciones que ya han sonado y la llegada de un «ilegal», la night acaba con un recordatorio de mis tiempos mozos y el punk de La Polla, Rip, Eskorbuto, Los Suaves… ¿quién lo iba a decir?
Pues eso, que he perdido práctica y ahora pierdo el hilo con relativa facilidad o tal vez sea que sigo poniendo a prueba a esta ciudad y sus musiqueros, porque no hay por donde pillarlos (como a mí) y eso una vez al año, me divierte, aunque creo que ahora mismo casi que me gusta más ser el que está abajo escuchando, bailando, criticando o aprendiendo.
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