La radio tiene una cosa única. Entras a un estudio, que es como un bunker, se enciende la luz roja y todas las movidas del exterior, las buenas y las malas, pasan a mejor vida.
Hoy me he hecho amigo de Salva y Mario, la mitad de Olivia. La forma de romper el hielo, ha sido una canción de John Mayer… y ya relajados, nos hemos cagado en las etiquetas, hemos hablado de Alicante, del pop actual, del rock incipiente, del mundo de los festivales, de Aranda de Duero (con Sonorama y sin Sonorama), de la precariedad, de los sueños que se cumplen (aunque no te hagas millonario), de la eterna disyuntiva del donde venimos y a donde vamos… Ojalá tuviéramos un mapa, pero mientras lo dibujamos, me regalan una exclusividad: un acústico particular para Alberto, el técnico, y para mí.
Lo demás es un programa de una hora, y un «destripe» de unos «cuentos de roble y sal«, que en la intimidad no tiene etiquetas.
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