Autora: Victoria Lourdes
Qué gustito da siempre volver a Euterpe. Y qué grata sorpresa al ver que han pintado el fondo del escenario, han quitado la pantalla y le han dado protagonista a la musa! Esta vez, fui “a la aventura”: sin haber escuchado un solo tema de Dolorosa, sin ningún tipo de expectativa. Con una puesta en escena sencilla y sin apenas palabras, comenzó el concierto.
En un principio, no podía parar de buscar similitudes: que si Rosenvinge, La buena vida, que si el folk de Rafa Toro… Por suerte, las letras me atraparon y dejé de darle vueltas a la cabeza; letras cotidianas cargadas de poesía y compromiso, de lo personal y lo político.
Entre tema y tema, Raúl y Natalia nos hablaban de Granada, de Lapido, de la imprescindible lectura de Jorge Riechmann, del cual tienen dos canciones basadas en dos de sus poemas. Agradecieron el cuidado, el silencio y el respeto que se respiraba en Euterpe, ese que tanto se echa de menos en otros lares.También nos dieron una breve lección de italiano con su tema Risparmiando, nos cantaron de la necesidad de tener Un día para mi , nos contagiaron la apatía en Todos los días son iguales, e incluso le dedicaron La peor verdad a nuestro “querido” presidente. Acabaron con Canción Protesta, tema del que, sin saberlo, éramos coautores la mayoría de los que allí nos encontrábamos.
En definitiva, fueron dieciocho temas que consiguieron atraparme y sorprenderme en una época en la que pocos grupos, o ninguno, consiguen hacerlo.
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