Viene bien que alguien como Antonio Resines dé perspectiva a la realidad que muchos artistas viven en sus rutinas. Aunque sea en un programa presentado por Joaquín…
España está repleto de problemas que requieren, inequívocamente, una intervención gubernamental inmediata. Seguramente, he ahí el problema, depender de la actuación de gente que vive otras realidades, en lugar de buscar la solución en la asociación de males comunes para encontrar las posibles soluciones sin tener que depender de las migajas de Ayuntamientos, diputaciones o gobiernos provinciales.
Hay tantos «problemas mayores», que los artistas y otros trabajadores en precario nos tenemos que poner a la cola.
Primero, el salario mínimo. OK. Después los autónomos con beneficios. Y los empresarios. Y las PYMES. Y los jóvenes que acaban de terminar una carrera. Y los pensionistas… sí, no somos necios, pero priorizar no significa olvidar y el tema que Resines sacó a colación, como quien no quiere la cosa, repercute en muchísima gente y requiere un debate participativo, que exima de la ecuación la irrealidad a la que se asocian determinados empleos. Porque por esa regla de tres, habría que tratar a todas las empresas como a Inditex, Repsol o Telefónica. O juzgar a todos los empleados, por la excepción de quien cobra 10.000€ al mes en una fábrica, o a los autónomos con la vara de medir de quienes tienen la suerte de facturar millones, en contraposición a los que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes.
El artista español, sobrevive. Y en esa supervivencia se ve forzado a hacer cosas que no debería (tener varios empleos, renunciar a su vocación, trabajar en negro, etc) en lugar de formarse, dedicar tiempo a crear, ensayar y todas esas cosas que perfeccionan su trabajo.
Que el presentador sea Joaquín, que cobra millones por dar patadas a un balón, deja en evidencia la triste realidad de España, país en el que un futbolista o un youtuber cobra 100 veces más que un médico, un profesor… ó un artista.
¿Sabéis lo triste? que mucha gente, sin ser artista y viviendo una precariedad, e incertidumbre, similar prefirió reírse con el chiste posterior, que quedarse con la realidad. Y eso es una tónica habitual, pensar más en el Metaverso, o en lo que podrías (o te gustaría ser), que en la realidad que viven. Es como si esa burbuja hubiera desinflado las ganas de (auto)criticar lo que uno vive, o ponerlo en común, o detectar problemas…
Que sea Resines quien saca a colación la realidad es triste. Que no veamos a miles de esos actores manifestándose, también, da pena. Que atraiga más focos un gol que un problema de esas dimensiones crea impotencia y que ni los Gobiernos, ni los Medios, ni la gente en general, valore en su justa medida lo que al cultura y sus profesionales aporta al día a día del país es digno de estudio.
Y nosotras, no vamos a dejar de estudiarlo, obviamente.
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