Seguramente, estos días (si veis las noticias) estaréis al tanto de toooooooodas las ayudas que dicen que Ayuntamientos, Diputación, Generalitat, o Gobierno están «regalando» a los autónomos y a las PYMES.
La noticia vende bien… pero a la hora de la verdad, la letra pequeña no es tan halagüeña, porque como siempre, entra en juego la burocracia. No la especializada, esa que cuando vas a Hacienda te marea sobre cuál es tu actividad principal, tu cuota, tu forma de proceder… no, la otra, la que no tiene ni puta idea de la realidad del día a día de los trabajadores del otro lado del cristal de atención al cliente del SAIC, la Agencia de Desarrollo, la Seguridad Social, el Registro… y todas esas patrañas que te ayudan solo cuando tienes un problema obvio para ellos. O lo que mi abuelo llamaba: sota, caballo, rey.
En la vida real los problemas son otros. No siempre comunes a todos, ni con una resolución simple solucionable con un permiso, un papel o un gasto a pagar. Es decir, en el mundo en el que yo vivo, la ayuda la necesitan los autónomos o las PYMES que han visto mermada su actividad por culpa del Covid-19. Y para saber quién la merece, con tres preguntas bastarían:
- ¿Cuánto tiempo llevas de autónomo?
- ¿Cuánto has dejado de ganar desde marzo del 2020?
- ¿Qué previsión tiene tu proyecto si hay una cuarta ola? ¿y si nos vacunamos todos y mañana vuelve la normalidad?
En lugar de eso, entramos en matices vanos y estúpidos. Primero, tu CNAE (O actividad principal). Si eres un fontanero, o tienes un bar, el numerito es obvio, pero, más allá de las quejas sonoras de los herederos de los salvadores de Barrabás (esos que tienen más ruido que razón), en la realidad, los «necesitados» somos Freelances, artistas (que hay más artistas que pintores o actores), gestores, o gente, como yo, que tiene un medio que, indirectamente, se ve afectado por el cierre de todos los que, con esta, ya han recibido 4 ayudas (yo ninguna), las salas de conciertos (que siguen sin poder abrir) o mis clientes públicos, que el único problema que tienen es que les vuelvan a dar el ok para poner en marcha la maquinaria, pero en ese tiempo, obviamente, congelan los contratos o los acuerdos que tienen con gente como yo.
¿Quién se lleva la ayuda entonces? Pues eso, los de siempre (a los que desde aquí, volvemos a felicitar por un mes más de vida). La Mayoría: víctimas del sistema basado en el Turismo barato, la agencia de viajes que no puede vender viajes (obviamente), un tipo de artista concreto, el profesional, el que factura todo el año… por ejemplo, Almodovar o Amenabar sí la recibirían, y el que se está buscando la vida para poder hacer su película: no, porque no tiene forma de justificar que su medio de vida se ha visto mermado por falta de inversión, o por no poder rodar.
Más ejemplos, el bar de tu barrio, al que le han eximido de pagar el IBI, el que puede llevarte la comida a casa, o a podido venderte cafés durante la tercera ola sí (aunque haya despedido a tres camareros para cuadrar números), pero el medio donde se publicita cuando las cosas van bien o el frutero que no ha podido suministrarle sandías y manzanas: no.
También es muy lógico que cobre los mismos dos mil euros, el que es propietario del local, que el que paga alquiler, el que ha podido amoldarse al toque de queda, y el que vive de la noche y no puede abrir, o el gerente de un Restaurante 3 estrellas con lista de espera para cuando el aforo interior vuelva a ser del 100% que el que acababa de abrir su bar en febrero del 2020 después de la inversión que eso conlleva, la que no pueden aportar porque es anterior a la pandemia, etc
¿Sabéis quién reparte la ayuda? El acomodado señor con 14 pagas intocables, que vive en su mundo de Yupi, sin ponerse en la piel del supuesto X que necesita más que la empresa con colchón y números cuadrados, los 2000 euros de los que depende su subsistencia. El que lleva X años de autónomo y aguanta pagando la cuota (con su subida de principio de año) aunque hayan pasado 3, 4 ó 10 meses sin facturar nada. No preguntan, sacan la ayuda desde su poltrona de supuestos burocráticos. Y en ellos, no entra el artista que trabaja en su casa, un community manager, un dj de bodas, un guía subcontratado, o muchos falsos autónomos que siguen subordinados a lo que los jetas de sus «jefes» decidan.
¿Sabéis quién os vende lo bonitas que son? El político que, también, cobra 14 pagas, el medio al que no han dejado de pagar pasta por publicidad institucional o el colectivo que ha conseguido que su número CNAE aparezca en el pdf de las ayudas.
A esos, les importa una mierda que esta web desaparezca, como han desaparecido muchas empresas alternativas y modernas que buscaban salir de la puta endogamia del turismo barato al que esta gente corre a ayudar porque no tiene cojones de admitir que un cambio de fórmulas e ideas generarían una estabilidad menos frágil que la que ha demostrado el viejo sistema.
Luego van de modernos, vanagloriándose de generar empleos, de ayudar a empresas diferentes y de sufragar proyectos de cambio. ¡Mis cojones! a la hora de la verdad, sólo son cuatro burócratas que viven de espaldas a lo que una gran parte de la ciudad necesita. Y no lo digo yo, lo decimos las 20 empresas del Proyecta Cultura abandonadas a nuestra suerte, o un dato objetivo: 475 solicitudes denegadas. Mañana los periódicos titularán que el ayuntamiento ha ayudado a 1450 autónomos/empresas. Pero nadie hablará de los que nos hemos quedado fuera.
Ni mañana, ni, claro está, cuando nuestra resistencia no dé para más y tengamos que cerrar. Y encima tienen los santos huevos de decir que hay un sobrante del presupuesto a repartir…
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