¡La psicodelia ha vuelto! y eso es una gran noticia para l@s que estábamos un poco aburrid@s de tanto pop facilón con letras ñoñas. No es que pueda considerarse una nueva ola «postureta» aún, pero dice mucho de algunos músicos demostrar en sus composiciones influencias que van más allá del objetivo de tocar en el escenario de algún festival (aunque acaben petándola igual).
La ola psicotrópica va desde herederos de Triana como Quentin Gas, Melange o Mohama Saz… o bandas que tienen influencias más del rollo Byrds o King Crimson como Fogbound o My Expansive Awareness. Y ahí, a medio camino entre el Abbey Road de los Beatles y la resonancia actual de Tame Impala, encontramos a un tal Rufus T. Firefly, que a lo tonto se ha ido haciendo un huequecito en los corazones de gente muy poco unificada en gustos.
La prueba inequívoca de esta regresión de papilas la vivimos en dos contextos totalmente opuestos. Una en abril, dentro de la tramoia de un teatro, donde la psicodelia fue menos apreciable y la otra en el primer concierto (lejos de los festivales) de la gira presentación de la cuarta joya de la colección: Loto; ahí, ya con la batería más desatada y el sonido hammond encontrando un estado más natural entre los efectos de dos guitarras.
Si a todo esto le unimos el calorcito de una sala y el retumbe cósmico habitual de Stereo casi a punto de reventar, nos da un resultado muy saturday night fever en versión moderna-alicantina.
La clave, en estos casos, es crear una atmósfera acorde con lo que quieres trasmitir. Y a falta de humo de cigarros y camellos pasando LSD, tener uno de los estudios de grabación más solicitados de la península debe ser un buen punto de partida. El resto es un 50% de base rítmica empoderada por el talento de Julia Martín-Maestro, un 30% de etérea combinación de sonidos de guitarras macerando con strings setenteros de manera muy currada y un 20% de previo ensayo/composición/inspiración.
El éxito de Rufus T Firefly no es fruto de la casualidad. Se nota una experimentación previa, tiras y aflojas y horas de estudio compartidas con otros grupos que acaban dando como resultado una ruptura total en forma de «magnolia» completada con 8 perlitas más para un repertorio, que por mucho que Cabezuelo se empeñe en diferenciar entre bailable y no bailable, es una puta bomba de relojería que va reventando el cable rojo, el azul, el verde y el marrón, hasta que el público se contagia y llega un punto en el que la aceleración no tiene marcha atrás.
Después llega el éxtasis del frikismo moderno para apoderarse de tu cabeza (y de tus patas) encarnado por la literatura de Carl Sagan y Ann Druyan, un vuelo en el Halcón milenario, el baile del cisne negro o la puta extinción del Demogorgón.
Todo cuadra y tiene una explicación. Pero ésta no tiene porque ser coherente. Los esclavos de Radio 3 han caído en la trampa de San Junipero y Honey Bunny bailando con Lucy, eso sí con más lisergia que diamantes. Y cuando la media noche acaba de desmelenar a Cenicienta, mi vecina Totoro atraviesa la coraza de poperos, rockeros, raritos, raritas, estrellas de la mediocridad y estrellados con botella, como si fuera la última noche en la tierra y no nos quedara más remedio que ponernos de acuerdo a pesar de lo que nos diferencia.
El concierto fue bueno, se nota en que los amigos salieron abrazados, los amantes se enamoraron un poco más (si cabe), los sosos sudaron, los posturetas tuvieron que grabar más de un vídeo (uno no era suficiente) y los tercios de cerveza vacíos se acumulaban en los «atrapabotellas» de las paredes. Si el poso es bueno es que ha merecido la pena. La flor de loto simboliza la pureza espiritual y eso es precisamente lo que nos llevamos los que estuvimos allí escribiendo el segundo capítulo de esta historia hermosa que todavía tiene unas cuantas etapas que quemar hasta escribir el siguiente punto y aparte…
Próximas fechas:
- 12 de octubre: Sala Hangar (Córdoba)
- 13 de octubre: Sala Madchester (Almería)
- 20 de octubre: El21 (Huesca)
- 26 de octubre: Escenario Santander (Santander)
- 2 de noviembre: Sala Zero (Tarragona)
- 3 de noviembre: Sala Moon (Valencia)
- 9 de noviembre: La Cueva del Jazz (Zamora)
- 10 de noviembre: Sala Clandestino (Albacete)
- 16 de noviembe: Sala Potemkin (Salamanca)
- 17 de noviembre: Círculo de Arte (Toledo)
- 23 de noviembre: Universonoro (Palencia)
- 13 de diciembre: Sala La Salvaje (Oviedo)
- 14 de diciembre: El Gran Café (León)
- 22 de diciembre: Kafe Antzokia (Bilbao)
- 18 de enero: Dabadaba (Donostia)
- 19 de enero: Las Armas (Zaragoza)
- 15 de marzo Industrial Copera (Granada)
- 16 de marzo: La Trinchera (Málaga)
- 11 de abril: La (2) de Apolo (Barcelona)
- 13 de abril: La Riviera (Madrid)
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