LLama la atención como tras un artículo del INFORMACIÓN hablando de que el comercio tradicional desaparece del centro de Alicante todo el mundo se rasgue las vestiduras. Miles de reacciones de caritas enfadadas, reflexiones diversas de gente mientras caga la mona de Pascua… ¿y qué? Así salváis vuestra ciudad? ¿eso es todo lo que os indigna?
No votáis, no os movilizáis, no firmáis nada (no sea que os relacionen con algún tipo de ideología), no te quejas por qué te suba el precio del alquiler, ni el de la hipoteca, ni el de la gasolina, ni el del aceite de oliva…
Y como todo pasa, pues los listos siguen montando hoteles hasta en los comercios a pie de calle, los hosteleros (tan pobres ellos) suben los menús acorde con lo que pueden permitirse nuestros ilustres (y borrachos) visitantes, se pierden las costumbres, la idiosincrasia, el comercio local, el tan manido castellano al que en vez del el valenciano se va a comer el ruso, el inglés o el francés… y ya no hay taxis disponibles, ni frecuencias de buses para esos barrios (y pueblos colindantes) a los que pretenden mandarnos… y mucho menos, debates, ni movilizaciones multitudinarias, ni nadie al que se le cruce el cable y se oponga originalmente a toda esta mierda.
Sí, la gentrificación es un problema del mundo occidental. Pero no tendría por qué ser el tuyo, aunque ya lo sea.
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