¿Para qué vamos a negarlo? Estábamos un poco hasta los huevos de la música de los chiringuitos. Para tomar el sol y ahorrarte pasta en lavadoras (y en zapatos cerrados) el verano está de puta madre, pero entre los festivales repetitivos y la manía que tienen las mejores salas de cerrar en agosto, echábamos de menos un bolo sin aglomeraciones popis… y, claro, los pogos, la distorsión, el despertar del lado oscuro…
El cambio de tercio otoñal lo puso Banana Cósmica, que estrenaba sudores, disco nuevo y posición alternativa para tocar en Stereo: cerca de la barra, porque todavía hace calor y viene bien tener a mano la cerveza mientras dejas que un one man band te alegre la noche.
Si se trata de sorprender, creo que unos cuantos de esos menospreciadores de lo «alicantino» se llevaron un buen zasca a base de la vieja técnica del guitarrazo- bombo – Guitarrazo- bombo- alarido. Se notaba la falta de tres en uno en algunas pelvis, o a lo mejor se nos ha ido de las manos la ingesta de pescadito frito y hay que ir empezando con la operación mandarina de otoño para quitarse las barrigas.
Pero bueno, ya que no vamos al gimnasio, tenemos que sudar de alguna manera y bailar rock es una buena alternativa.
El segundo Round empezó sin apenas tiempo para que los fumadores apuraran su cigarro ni siquiera para rematar el pertinente saludo al que llevas tres meses sin ver.
The Subsonics son un trío estratosférico, con un aire a medio camino entre The Velvet Underground y el veneno de una serpiente que tarda algo así como una hora en acabar de matarte. ¿sabéis lo malo? que después de un verano acalorado te dejarías matar por una dosis tan delicadamente sabrosa de Rock en sus diferentes matices.
No sé, somos gilipollas porque a veces no somos conscientes de la suerte que tenemos de que haya un par de locos «engañando» a bandas como The Bellrays, The Rubinoos o Carbonas, que no imaginábamos escuchar más allá de la oscuridad del Sótano de Radio 3, para que vengan a Alicante, sí, Alicante, o Cox, u Orihuela.
Lo bueno de todo esto es que los de las camisetas negras nos queremos un poquito más cada vez que compartimos una noche de estas, incluso conocimos a una con un «platanito Warholiano» tatuado en el brazo ¡guau!
Ahora nos quedaremos con los ecos del «I made you a clown» hasta que los astros se alineen y vivamos otra aventura con Nick Garrie o The Rhum Runners, con Duncan Reid, o a saber…
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