La risa es un bien gratuito y necesario… y más cuando las cosas se tuercen. Quizá por éso, la APAMM (Asociación Provincial de Mujeres con Cáncer de Mama) decidió que, puestas a recaudar dinero, mejor un poco de teatro educativo que el típico mercadillo navideño.
La iniciativa, como el año pasado, fue todo un éxito. Y éso que era día de comidas de empresa, costaba más que nunca aparcar en el Centro de Alicante(y ya es decir) y encima llovía a cántaros… pero por las buenas causas hay que mojarse, además, le debíamos una visita a las chicas de ClownDestino Teatro, por lo que la solidaridad y el compromiso con nuestra querida Vicky pudieron más que la pesadilla alicantina de cargar con un paraguas.
El Clan Cabaret estaba lleno. No había sillas libres y eso siempre es bueno. Había mayoría de mujeres en la sala, cervezas, palomitas de tapa y un trasfondo rosa que ligaba más que bien con el purple (xxl) de las gafas detectoras de micromachismos que protagonizaban la obra.
Ni el machismo ni el cáncer son motivos de risa, o quizá sí… mi abuela siempre decía que «no sé que prisa tiene la gente por deprimirse«. Son tiempos de lucha constante, porque cada vez son menos las que hacen buena aquella canción de Cristina y las Stops: «3 cosas hay en la vida: salud, dinero y amor, y el que tenga estas 3 cosas que le dé gracias a Dios».
50 años después, le pueden dar por el culo a Dios (si existe), porque ni este principio tan simple es factible: la mayoría no llega a fin de mes, y el que cumple con esa suerte, o es un desgraciado en temas del corazón, o tiene alguna enfermedad que le jode la existencia. He ahí la importancia de la cultura y las distracciones, una horita escasa en el que tu único problema sea que el micrófono se acopla, o que la peluca de la protagonista esté mejor o peor colocada.
La obra es un puntazo. porque te hace pararte a pensar en qué hemos hecho mal para que lo que debiera ser normal algunos lo vean como un disparate. El machismo no es más que la exageración parcial de una educación mal enfocada. Nos encasillan en roles que no tenemos por qué cumplir y viviendo en un país envejecido en el que el dualismo es el deporte nacional, la competición acaba convirtiéndose en un absurdo, que quizá con más obras como ésta en lugar de profesores y padres retrógrados, el machismo, y otras lacras, desaparecerían.
El problema no es que exista un Paco, o una maruja cuya única preocupación sea saber cuando vas a casarte y a ser madre para contarle a tus hijas cuentos de príncipes azules. Sino, más bien, hacer caso a esa gente y darle más importancia de la que debería tener.
Mis gafas Purple XXL, fueron el pragmatismos de mi tía combinado por mi nulo apego por la televisión y el respeto que, a cambio del embobamiento de la caja tonta, me inculcaron. Ya no sólo por las personas, sino por el planeta, por las cosas que me rodean… Cuando piensas más en a quién quieres parecerte que en quien quieres ser, acabas copiando patrones ridículos, extrahormonados y, digamos, poco modernos. Conocer a tanta gente en mi vida me ha llevado a obviar las generalizaciones, porque el nivel de bondad o de gilipollez no depende ni del género, ni del color de piel, ni del lugar donde naces. No hay un patrón de normalidad que justifique la estupidez generalizada, simplemente, hay un mapa de ruta marcado por el cerebro: unas lo usan y otras no, y he ahí la única diferencia entre personas.
De ahí las carcajadas. Porque el mundo es como la obra: una exageración, un acto cotidiano enrevesado o gente a la que convendría obviar con un papel relevante en la sociedad: llámese profesor, presentador de televisión, mamá, papá o presidente del Gobierno.
Corren tiempos en los que la ironía es delito y la estupidez un premio, y puede que ese sea el principal foco actual del machismo: la estupidez, el miedo a que se den cuenta de lo anormal que eres o la aceptación que acabaría con el complejo de la brillante lista de efectos secundarios con la que termina la obra.
Esperemos que el machismo y el cáncer de mama pasen a la historia, aunque vistas las cosas que vivimos al salir del Clanca, va a ser que todavía queda mucho trabajo por delante, al menos, para la primera cuestión…
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