La realidad de la cultura alicantina se hizo latente en la gala de los segundos premios Sois Cultura. En estos casos siempre hay un punto de subjetividad a la hora de elegir tres de los 129 proyectos que se presentaron. Pero si hay algo obvio en este asunto es que el entramado cultural de Alicante sigue creciendo y que quizá, los encorbatados que ayer tuvieron su contacto anual con la realidad artística de la provincia, deberían empezar a plantearse los réditos que para un banco, un periódico o una institución tiene crear un vínculo con la idiosincrasia a rediseñar, la transgresión emergente y otros factores que también son empresa, generan beneficios y pueden promocionar y mejorar el concepto que fuera de aquí tienen de nuestra tierra.
Las lágrimas de David Quiles al recoger su premio fueron la mejor definición del esfuerzo que hay detrás de cada una de las propuestas que germinan en la provincia.
Todos los factores de la vida tienen su dificultad emprendedora, pero la cultura autóctona está envuelta en un halo de precariedad, incertidumbre y falta de previsión que acojona, porque mientras determinados personajes malgastan capitales públicos haciendo gala del más absurdo de los postureos, creadores y creativos se ven envueltos en una competición por, como ayer, ganar un puñado de euros que alegran al que gana pero no resuelven el problema de base, que no es otro que la falta de creencia de quien dispone de los espacios y los medios, en proyectos pensados para transformar la nada de la que venimos.
DaGuten, The Wrong y Oyún se llevaron los focos ayer, pero ahí está el trabajo de Producciones Baltimore, Santa Leonor, Sindicato Ruido Costa Blanca, Abril en Danza, Photoalicante, Dilatando Mentes, el Festival Plataforma, las salas que abren sus puertas, las asociaciones (con y sin ánimo de lucro), los medios de comunicación culturales, los festivales de teatro, de cine, de cómic, Coño, Doble 13, las productoras independientes, Improvivencia, Tramoya… todos ellos granitos de arena en una playa en construcción que no necesita más que algo tan simple como alguien que apueste por que las cosas se reinventen, por reiniciar el sistema deficitario, por financiar los principios difíciles y por pensar en algo más que en la foto cuando hablan de rehabilitar espacios y olvidan que esta provincia está llena de gente dispuestos a llenarlos.
La pelea continúa y hay que bajar al fango para saber lo que se está cociendo. Y no sólo a repartir 4.500€, una limosna en comparación con lo que otros bancos aportan a las realidades de los entornos donde surgen. Pero se agradece el intento y el networking improvisado del cocktail postgala.
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