El primer concierto que vimos cuando llegamos a Alicante fue uno de Pura mandanga en la Plaza del Carmen. Aquel día pensamos que si ese era el nivel, no nos habíamos equivocado de ciudad, al margen de por la calidad musical por la cantidad de gente que allí se había congregado para verles.
Luego nos dimos cuenta de que Pura mandanga es mucho pura mandanga. Que tiene una envidiable legión de seguidores y, conociendo a los miembros del grupo no nos extraña demasiado, porque el buen rollo que transmiten en el escenario se extiende también fuera de él, de ahí que su música tenga el don de hacer bailar a todo el que la escucha.
Aunque muchos piensen que el ska está pasado la moda, o que la cumbia es una frikada que nos ha llegado desde el otro lado del Atlántico, en todo estilo hay un matiz diferenciador que convierte lo antiguo en fresco y quita a lo latino el punto asqueroso que el regueatón y otros géneros basura han dado a la música centro/sudamericana.
De esa fusión, combinada con un poco de punk y buenas letras nace entre la tierra y el mar el segundo disco de este grupo que nos impresionó aquella noche de carnaval del 2013 y que hoy mantienen la pureza que muchos músicos pierden por el camino. Con canciones como Loca, ayer o y tú no me lo das, la fiesta está asegurada. Y en estos tiempo de crisis y penas tener grupos como pura Mandanga que te alegran el día desde el primer acorde es digno de agradecer.
Si no nos creéis aquí tenéis tres cuartos de hora que lo ratifican:
Anónimo dice
Yeah