Por fin inauguré mi año de conciertos, y es que, a día
catorce, era muy extraño que todavía no hubiese asistido a alguno. Así que,
aunque tarde, decidí hacerlo por todo lo alto: tres conciertos en dos días.
catorce, era muy extraño que todavía no hubiese asistido a alguno. Así que,
aunque tarde, decidí hacerlo por todo lo alto: tres conciertos en dos días.
El primero de ellos, el de Xeco Rojo, del que iba detrás
hace casi dos años. Sorprendida
ando todavía: por la gente que lo sigue, por el timing del show, por el
“buenrollismo” que trasmiten, porque dieron dos horas y cuarto de concierto y
el público aún quería más, por lo dispar de su repertorio: además de los temas
de su disco “Caer de pie” (que me sorprendió muy gratamente también), lo mismo
te canta por ACDC, que por Lluís Llach; y ¡sin bajar nivel de entrega de su
público! En definitiva, una gran concierto por el que ha merecido la pena
esperar. Gracias por el primero de muchos!
hace casi dos años. Sorprendida
ando todavía: por la gente que lo sigue, por el timing del show, por el
“buenrollismo” que trasmiten, porque dieron dos horas y cuarto de concierto y
el público aún quería más, por lo dispar de su repertorio: además de los temas
de su disco “Caer de pie” (que me sorprendió muy gratamente también), lo mismo
te canta por ACDC, que por Lluís Llach; y ¡sin bajar nivel de entrega de su
público! En definitiva, una gran concierto por el que ha merecido la pena
esperar. Gracias por el primero de muchos!
El segundo de los conciertos de este año ha sido el de Esther
Zecco, de la que únicamente conocía su nombre. Actuaba en Euterpe, sala de
referencia a nivel cantautor en los últimos años, y allí encontré una voz
grave, tranquila, cálida, sin artificios ni gorgoritos imposibles. Una apuesta
honesta y arriesgada que tengo que seguir escuchando sin la agitación de un
concierto de Xeco horas antes.
Zecco, de la que únicamente conocía su nombre. Actuaba en Euterpe, sala de
referencia a nivel cantautor en los últimos años, y allí encontré una voz
grave, tranquila, cálida, sin artificios ni gorgoritos imposibles. Una apuesta
honesta y arriesgada que tengo que seguir escuchando sin la agitación de un
concierto de Xeco horas antes.
Y por último… Litus. Somos afortunadísimxs por haberlo tenido aquí
en dos ocasiones, y además, en un formato tan íntimo. Lo cierto es que, entre
el programa de Buenafuente y la gira teatral de “La puerta de al lado”, no sé
de dónde saca el tiempo y la energía para venir a hacernos un poco más felices;
pero celebro que así sea.
en dos ocasiones, y además, en un formato tan íntimo. Lo cierto es que, entre
el programa de Buenafuente y la gira teatral de “La puerta de al lado”, no sé
de dónde saca el tiempo y la energía para venir a hacernos un poco más felices;
pero celebro que así sea.
Litus volvió a hacernos vibrar con sus grandes canciones,
con su voz arrolladora. Llenó Villavieja 6 de soul, de pop, de funk; nos puso tiernxs con
alguna baladita y nos erizó la piel con alguna versión de Bowie, Lennon o
Dalla. Un show completísimo que espero no tardar demasiado en vivir de nuevo.
con su voz arrolladora. Llenó Villavieja 6 de soul, de pop, de funk; nos puso tiernxs con
alguna baladita y nos erizó la piel con alguna versión de Bowie, Lennon o
Dalla. Un show completísimo que espero no tardar demasiado en vivir de nuevo.
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