por Gema Over
¿Qué sería del mundo sin artistas?
Llevaba tiempo preguntándome éso, ya que precisamente he estado unos días ausente de las redes sociales.
La cuarentena ha sido una manera de realizar una introspección a la fuerza, en el cual he realizado un pequeño viaje interior (permitidme ponerme mística) en el que he llegado a plantearme, entre otras cosas, para qué sirve el arte, para qué sirve que siga trabajando. Incluso, para qué sirvo yo.
He llegado a dudar del motivo en el cual llevaba trabajando desde hace años, y de todo el esfuerzo y el empeño que he puesto tanto en formarme como en intentar que salgan adelante proyectos.
He llegado a poner en tela de juicio de mi propia habilidad, esa que me da la vida, esa que he estado alimentando desde la primera que cogí un lápiz. Porque si hasta el ministerio, ese ministerio que debe de proteger a la cultura y al deporte, dijo en su primera rueda de prensa después de la crisis del coronavirus no se iban a tomar medidas para proteger el sector (ese sector para el que trabaja y que representa a miles de entidades y diferentes tipos de artes y otras cosas) y que el gobierno no iba a apoyar.
¿Qué mensaje da? Que los artistas no valemos nada.
Pero eso no es algo nuevo, ¿no? (al menos en España). No seré ni la primera ni la última a la que le han pedido algo gratis, porque ya sabéis, “eso te lleva un momento” y “no te cuesta nada”.
No puedo negar que toda esta situación me preocupa, mucho, y la situación en la que se quedarán las artes después del coronavirus, porque va a ser sin duda uno de los sectores que más va a salir escaldado después del coronavirus, probablemente el primero.
Pero es verdad que todo el mundo está parado, a excepción de los sanitarios, las fuerzas del estado, el sector de la alimentación, incluso el deportivo… y los artistas. Sí, los artistas.
Porque he seguido viendo Netflix, escuchando música, incluso viendo conciertos online. Porque hay artistas que han regalado su trabajo para colaborar con cruz roja, y hay espectáculos de teatro online, y aunque no lo parezca, incluso de teatro improvisado.
Entonces encontré mi respuesta. El mundo sería nada.
Mejor no imaginárselo…