Texto del boletín informativo del 28 de marzo.
El fuego es el conjunto de partículas o moléculas incandescentes de materia combustible capaces de emitir calor y luz.No, no estoy opositando a bombero, es que la actualidad se ha convertido en un incendio, en parte físico, y en parte figurado.
Con el mundo ardiendo, la sociedad se divide entre quienes provocan el fuego, quienes se dedican a apagarlo, y quienes sufren las consecuencias. Ósea, tú y yo. La parte que separa la provincia de Teruel de la de Castellón, sigue ardiendo, y sus llamas son visibles. Pero de una manera parecida, la actualidad está en combustión constante. Tanto que cuesta pararse a valorar cada error, como hacíamos antiguamente. Y así, acabamos apuntando la manguera a un sitio, mientras en nuestra espalda se abrasan pequeñas cosas que, aunque poco valoradas, tienen su importancia.
1100 personas viajaron a Madrid en la primera jornada de trenes low cost. Siguen las agresiones sexuales de menores, y a menores, los asesinatos machistas: el último en Orihuela costa, se confirma el traslado a los barracones de los alumnos de El Xiquets tras Semana Santa y ¡sorpresa! no habrá ubicación alternativa hasta el próximo curso.
Luego ves titulares como que “Las empresas familiares alicantinas se sienten «ahogadas en impuestos» y reclaman una rebaja fiscal. Hay evangelistas centrando su manguera en Dios, hay quienes debaten la educación, quienes no entienden que la Generalitat no active el proyecto de vivienda colaborativa o quienes discuten matices para saber qué tipo de familia tienes.
¿Por qué aquí se critica tanto a los políticos? Porque están en mitad de estos posibles fuegos, que un matiz sesgado convierte en incendio. Y no es casualidad, que el resto acabe centrando sus esfuerzos en sobrevivir, mientras te encuentras cientos de guerras que afectándonos a todos, parecen exclusivas de fiscales, legisladores, sanitarios ó profesores.
Ayer, decenas de asociaciones trataron de buscar una fecha para unificar esas protestas. Para que, por una vez, en Alicante las mangueras, apuntaran todas al mismo sitio. La ironía es que cada uno pone un valor determinado a las capacidades del fuego y a las cosas que quiere salvar en el incendio, y ni siquiera en esa simplificación máxima hay acuerdos, aunque no haya políticos presentes.
Las consecuencias las sufrimos todas, porque la culpa, en parte, también es nuestra. Hoy Charo López te lo cuenta en verso en el paraninfo, puedes evadirte con música clásica, reírte a carcajadas, retroceder en el tiempo a través del cine o la literatura, comprarte un libro nuevo firmado o “poetizar” lo que el fuego puede hacer con tu vida. Pero cuando salgas de ese refugio, el mundo seguirá ardiendo.
Y, Seguramente, como yo, si no te quemas por exceso, arderás por incomprensión, o te verás rodeado de llamas sin que haya sido tu intención. Tirando de aforismos Shakespeare tiene uno corto que dice que Enciendas un sueño y lo dejes arder en ti, aunque quizá sea más apropiado tirar del loco Van Gogh, contradiciendo esto de que el fuego este fuera: “Jamás hay que dejar apagar el fuego de tu alma, sino avivarlo”, he ahí la cuestión, que apagando el exterior, dejamos sin candencia lo que apagaba nuestros miedos de dentro, nuestras frustraciones y nuestras esperanzas. Esas que no grabas para tus historias de Instagram.
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