La capacidad de convencer suele ir asociada a un alto grado de «ilusión contagiable». No se puede vender algo si el convencimiento no va unido a una sonrisa y a una respuesta coherente al sinfín de preguntas que te surgen cuando te dan un libro negro de 200 hojas con toda la programación del ADDA, sus 10 ciclos y los más de 150 eventos programados para los próximos nueve meses, descritos minuciosamente.
Al «ritual de celebración» le sobran los tediosos números, el titular fácil o la precampaña electoral embarrada en la parte farragosa que siempre les toca asumir a los políticos. Se agradece el café, el agua y los croasanes para digerir la burocracia memorizada que sueltan cuando se enciende la luz roja de las cámaras y las grabadoras.
Por suerte, hay un contrapunto: la visión moderna de esa misma presentación, que hace que, si tienes tiempo, descubras que, tras la solemnidad correspondiente de un señor director de orquesta metido a «mandamás» del ADDA, hay una normalidad inusual, con un acento coloquial que se agradece.
Las cosas se cambian escuchando otras opiniones (y juicios), tomándose un tiempo imprevisto o apagando las cámaras para ver el trasfondo de la realidad, la parte del proyecto que no viene escrita en las 200 hojas de la programación y una conciencia de realidad encarnada por la ilusión de Josep Vicent y su proyecto matizado entre el humo de un nuevo café y los restos del segundo mordisco al croasán.
La espontaneidad deriva en que, sin micrófonos, el director del ADDA nos da su visión de la recientemente presentada ADDA Sinfònica. ¿es cara? depende de con qué lo compares. Lo indiscutible es que siendo la tercera provincia más poblada de España era necesario dar un paso hacia el futuro, ya no por lo que aporte a partir del 14 de diciembre, sino porque ésto lleva implícito nuevas becas, nuevos intercambios culturales con músicos de todo el mundo y nuevas vías abiertas para los que han nacido aquí. Por lo visto los músicos locales, ganan en número a futbolistas, albañiles o políticos, así que quizá merezca la pena que nos gastemos una parte del presupuesto en que encuentren una nueva vía de aprendizaje que hasta ahora no era más que una utopía.
La cultura es un bien social que necesita referentes que, en esta ciudad, aún no tenemos. Alicante no es Nueva York, o más bien, los alicantinos no tenemos mucho que ver, en general con los neoyorquinos. ¿O sí? Más allá del elitismo, los bestidos largos y las campanillas está la realidad, y, por suerte, el director del ADDA aparta las bambalinas y se centra en lo importante: LA MÚSICA. Sobre ella, las correcciones en una partitura lógica: la pedagogía, la competición para que Lindberg, Nyman, Nepomnyashchaya, La Filarmónica de Londres o Manuel Barueco elijan Alicante entre cientos de propuestas… por no hablar de la continuidad lógica en la apuesta por el talento de los jóvenes músicos y las 143 Sociedades Musicales de la Provincia.
De este cocktail de propuestas nace la ilusión y una pregunta poco habitual por estos escurridizos lares: ¿qué será de nosotr@s dentro de 15 años? o traducido al «alicantino» ¿serán capaces los siguientes inquilinos de los sillones brillantes de la Diputación, el Patronato o el Adda de dar continuidad a una apuesta tan arriesgada? He ahí el incesante reclamo del relevo generacional de la cultura que poco a poco van encarnando Sanguino, Garijo, Vicent y los que esperemos que estén por llegar. Ahora nos faltan unos cuantos políticos a la altura de las circunstancias, que el público acabe de entender la importancia de tener un criterio y, como no, el tiempo y la paciencia.
Un cambio no es más que una novedad que la mayoría de gente no comprende. Por eso hoy para mí es más importante hablar de éso que de programaciones, de entradas, de que los abonos de la temporada sinfónica están agotados o de que ha habido un incremento de casi tres millones de euros en la inversión de este año. Para mí hoy el titular es que hay una nueva ilusión a la que adherirse, ayer os hablaba de la importancia del Arniches, la semana pasada de la labor del Principal y hoy del contrapunto de este otro lado hermano encarnado por la sonrisa y el afán de convencer de Josep Vicent. El titular es que: el futuro ha empezado a escribirse, ahora depende de cada uno de vosotros acabar de darle forma y quizá dentro de 15 años ni nos acordemos de la precariedad, las faltas de oportunidades o todas esas putadas a las que nos enfrentamos los músicos y los que vivimos empeñados en que la cultura alicantina siga sumando adept@s, dinero e ilusión.
- PD. Las 200 hojas de la programación y las entradas las trasladaremos a nuestra web cuando nos las hagan llegar.
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