Diría que se venía venir… y es así. Aunque no es día de ser oportunista. Lo veíamos todos, menos los alcaldables, y quienes les rodeaban, que seguían haciendo una campaña endogámica, nutriéndose de likes, aplausos sin eco y adulaciones sin crítica. Porque la crítica no iba a juego con la sonrisa que vendían, ignorando que, justamente, esa es la cuestión, que, en realidad, las razones para sonreír, no sobran.
Hoy, el silencio de la reflexión que debió hacerse antes, se mezcla con excusas como que «la gente ha votado en clave Madrid», o con pataletas que denotan que siguen sin verlo, y, entre otras cosas, por eso, Alicante, Elche, Sant Joan, San Vicente, Torrevieja, Orihuela o Benidorm, tienen «el alcalde que se merecen». Obvio. Una vez más, de la ecuación de desidia, la abstención, la tendencia a la derecha histórica y el mejor entre los peores, tiñe de azul el mapa político de la provincia de Alicante.
Espero que esta vez, no esperen cuatro años para empezar a hacer oposición… Ahora que tienen fresco el contacto con barrios, asociaciones y personas, deben empezar a tejer la red, dentro de los ayuntamientos, y fuera. Participando activamente, si no en las decisiones, en la crítica (positiva y negativa) que algunos seguiremos haciendo desde fuera. Que es donde no se pagan favores, ni se cierran puertas a que el diálogo no se estanque en burbujas y supuestos, que no tienen porque gustarles a todos.
Quizá así, la siguiente vez, tengan un programa más acorde con la realidad que la gente vive. Y en lugar de sonrisas y buenos propósitos que ya nadie se cree, vendan acciones concretas consensuadas con los que tenemos los problemas de verdad
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