El tercer día de festival siempre se hace cuesta arriba. El cartel, en mi humilde opinión, era el más flojo de los tres días, así que esta vez, no me cogí libre el lunes y me puse, dos cervezas (para agotar las moneditas) y el concierto de Vetusta Morla como tope para volver a casa.
No voy a excederme, porque soy un cronista improvisado, por la baja por paternidad de mi amigo el director de esta web.
De lo visto, me lo pasé bien con el ratito de The Vaccines, que por desgracia, no llegaron a ser lo que apuntaban en 2011 con ese «What Did You expect from the Vaccines?» que no ha tenido continuidad, pero que sirve para que la banda británica siga tirando de «if you wanna» para atraer a los «one hit wonder fans», vamos, los que se pasan todo el concierto dando por culo y se exaltan cuando suena la única canción que se saben.
También fue divertido el show de Mastodonte. No son un grupo que musicalmente me mate, pero hay que reconocerles imaginación en la puesta en escena.
De Fangoria no voy a opinar porque tengo demasiados amigos que idolatran a Alaska y a Canut. Para mí, su tiempo ya pasó y me parece algo ridículo la escenificación de su final cada vez que los veo en un festival. Así que, mientras la multitud se quedaba recreándose con No Fun Goria, me fui a tomarme la primera de las cervezas con YO DIABLO y LAS LIGAS MENORES.
Aprovecho para hacer una reflexión: La Biblia Radio 3 no es infalible y las revistas que otrora se llamaban alternativas se repiten más que el ajo. Mi padre siempre me decía que «él no pretendía enseñarme de música, sino de criterio». Y viendo lo que me encuentro últimamente por ahí, creo que hacen falta más padres como el mío, aunque sólo sea para que todos esos zombies sin pensamiento propio elijan mejor a su influencer de cabecera.
Sigo. Me gustaron más Las Ligas Menores que Yo Diablo, pero mi reflexión en cursiva viene porque hace tiempo que pienso que, aunque nos metan con calzador bandas que hace tiempo que sacaron su mejor disco, estamos viviendo uno de los mejores momentos de la música española. Por variedad, por calidad y porque festivales como el Low les están dando un sitio donde tocar a estos talentos emergentes.
Que se lo digan a Carolina Durante y su ascenso meteórico. Ahora les gusta a miles de garrulos que si hace un año y medio hubieran tocado en el escenario Jagger no se habrían molestado en descubrirlos. A mí musicalmente, me recuerdan a aquellos grupos británicos que tocaban sota, caballo, rey, porque no eran precisamente músicos de Conservatorio. La diferencia es que estos tienen unas letras que, aparte de pegadizas, tienen gancho y mensaje.
Y cierro con Vetusta Morla. No sin antes hacer una mención a La Zowi, que aunque no la vi en Benidorm, me gustó mucho en la previa del Spring en Alicante. Igual es hora de que algunos carrozas abran un poco sus oídos y amplíen su abanico, porque más allá de eso que engloban en el género Reggeatón hay matices. Algo así como lo que pasaba con aquellos viejos que pensaban que los rockeros eran todos unos melenudos drogadictos, viciosos y satánicos.
Y Vetusta… mucha gente los mete en el saco Indie, y no se lo merecen. Lo primero porque su música no es una fórmula repetida hasta la saciedad como hacen Miss Caffeina, Second o Izal. Lo segundo, porque están sabiendo readaptar la realidad del mundo festivalero a lo que les pide el cuerpo y lo tercero porque el halo de profesionalidad que les eleva poco a poco, los hace diferentes a los demás.
Me gustaría haber podido ir a esa reedición de «Un día en el mundo», pero bueno, aunque no todos lo distingan, esto de los festivales tiene sus limitaciones de tiempo, de sonido (dependiendo de donde te ubiques) y de bises. No obstante, moló el guiño a Iggy Pop, los juegos con las luces y que cada vez cueste más discutir cual es su mejor disco, con canciones como 23 de junio, que aquí, con nuestro amor por el fuego, tiene un cariz especial.
El hombre del saco, o mi jefe, se comió lo que estaba por venir. Me dijeron que el concierto de La Casa Azul fue brutal y me jodió perderme a Holy Bouncer. Pero las obligaciones mandan y cada vez se hacen más largos tres días seguidos de festival.
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Autor: B. LLiber
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