La mañana del sábado fue intensa en en Centro de Alicante. El Mercado Central estaba repleto de gente, mientras los veganos tenían su plan en Séneca, los Frikis en Cigarreras, las ordas de despedidas inauguraban la temporada de tardeo y en la Caja Negra, Poolshake y Papa Topo ofrecían una alternativa musical a los madrugadores.
Es sabido que en Alicante hay mucho postureo, aunque por desgracia aquí aparentar no está hilado con ser moderno y mientras en otras ciudades vestirse diferente, ir a la moda y ser snob tiene un componente cultural, aquí un alto porcentaje de aparentes están más guap@s con la boca cerrada, a juego con sus ojos y sus oídos.
¡Una lástima! porque nos vendemos tan bien, que hay empresas como Movistar o Alhambra que nos regalan planes diferentes, pensando que aquí valoramos el apego, la educación y que tenemos curiosidad cultural. Pero no. El tema indie ha confundido a mucha gente, que se autoimpone esa etiqueta porque conoce una canción de Izal, otra de Lori Meyers, alguna de Vetusta Morla y se ha hecho 25 selfies con conciertos de Love of Lesbian de Fondo. Pero, un indie de verdad, experimentaría con otros tipos de conciertos, como el de Poolshake y Papa Topo.
Por eso, contrastaba ver una cola kilométrica rodeando la plaza de toros por el concierto de Melendi, mientras apenas 100 personas, pasábamos la mañana con dos bandas «diferentes» y más, teniendo en cuenta que la Caja Blanca estaba llena de Arcades, consolas retros, maquinitas de marcianitos… vamos, que el plan era gratuito, para todas las edades (para los que se quejan de que no hacen nada desde que son padres) y alternativo.
En fin… así están las cosas en la ciudad de los cabezotas. Da pena que con tanta oferta de calidad la gente se quede en casa, o se limite a hacer «planes de beber», cuando hay cosas que pueden llenar ese vacío que a veces te deja la realidad. Imagino que soy excesivamente exigente o idealista. Pero no por ello deja de darme pena.
Y más, viendo que la experiencia acabó siendo fantástica. Sobre todo, porque empezó con un paseo por la nostalgia del Retroalacant. Con el Boom de Strangers Things, todos tenemos frescos recuerdos con la musiquita del Alex Kidd, chaquetas con hombreras y juegos de los que los adolescentes de hoy se reirían. Modernos no hay muchos en Alicante, pero nostálgicos sí, y la Caja Blanca estaba llena de gente con los ojos llorosos, frikis de camisetas negras, coleccionistas… lo que evidencia que Cigarreras ha encontrado un sitio como albergue de mercados alternativos.
De ahí, con la sensación de llevar muchas horas despierto, me metí en la Caja Negra. Me pedí una cerveza y puse en práctica el artículo de la semana pasada, observando el panorama desde una esquina.
Abrieron la veda Poolshake. Los murcianos venían a estrenar «Some Things last forever», su flamante nuevo, y brillante, EP. Mientras mi yo clasista se preguntaba de donde coño sacan estos críos pasta para semejante suelo lleno de pedaleras, pantalones de cuero y zapatos caros, fueron representando con aire muy british ochentero canciones como «sick & tired», «city«… algún hit más «antiguo» y con menos simplismo electrónico, más cerca de The Cure que de WAS, de su primera etapa y hasta una versión de una cara B de Britney Spears ¡Tócate los huevos!
Resumiendo, la música muy bien para empezar el día con energía, los speachs del cantante, en cambio, fueron un auténtico suplicio. Supongo que será un gaje de la juventud, pero debe aprender que cuando no hay nada interesante que decir es mejor callarse que hacer el ridículo. Que, visto lo visto, igual lo sabe y le gusta, pero bueno, no todo el público está tan dormido y es tan pacífico como el que allí se dio cita.
Tras un pequeño parón, la mañana dio un vuelco. Con Papa Topo llegaron las tablas, el saber estar y la originalidad, porque empezaron el bolo desde la parte inferior izquierda del escenario. Donde tras la previa demostración del futurismo de los pedales, un piano y una flauta travesera, nos devolvieron a un clima matutino y más emocional, con acento catalán.
De repente, emergieron los bigotes, los calcetines subidos y las camisas estridentes. Parecía como si un salvoconducto del Retroalacant se hubiera abierto, cuando se encendió la pantalla de cine, le dieron al play del casiotone y fueron vomitando todos los greatest hits.
El amor a primera vista fue evidente y la gente empezó a bailar como si no hubiera mañana y en vez de la una del mediodía, estuviéramos poseídos por la madrugada. Siendo objetivo, parecíamos estar viendo una versión moderna de Pimpinela cantando letras costumbristas como las de «en un momento», «telenovela», «La Llamada» (my favorite), «sangre en los zapatos»… pero empezaron las coreografías frikis, los fan´s desmelenados… fue como si hubiéramos vuelto al verano en un santiamén, un verano de otra época, pero estío caluroso, playero, sincronizado y vivo, muy vivo, como el amarillo de la camisa del topo principal.
Por eso, precisamente, me jode tanto que la gente se pierda estas cosas que no se consiguen ni con un vermut, ni con diez cervezas, ni con cuatro fotos de Instagram tratando de hacer ver que te lo pasas bien. Igual me equivoco y te parece un coñazo, pero lo malo no es que lo pienses, sino que no te atrevas a probarlo.
Próxima cita el 19 de octubre. Otro rollo, más acorde con los gustos de la mayoría musiquera local: Johnny B Zero y los sevillanos Derby Motoreta´s… Podéis recoger las invitaciones, desde ya en la tienda Movistar de Maisonnave.
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