Feliz día mundial del teatro
Este año algunos se han tomado tan en serio la celebración, que han llevado al extremo su interpretación. La autocracia de Feijoó es la representación más vista en el mundo evangélico latino de este lado. Es curioso que el PP busque votos en una comunidad que en lugar de pelear, huye. Y el sainete irónico, dice que con Sudamérica compartimos cultura, mientras que del Magreb, la África subsahariana o la parte asiática en guerra, vienen a invadirnos y a quitarnos el trabajo.
El matiz viene después, cuando lo haces por debajo del mantel. Y en el proceso de creación de una realidad, te olvidas de reformar el poder judicial, te inventas una crisis periodística provocada más por corruptelas e intereses económicos que llevan a que la gente no te lea, o no te escuche, que a que haya un Gobierno, que, de la mano del bendito rey, se reúne con estados bolivarianos al otro lado del Atlántico.
Como es primavera, el público, libre él, ha decidido cambiar los vítores por abucheos llenando las calles de París, Lyon, Tel Aviv o Madrid, por diferentes causas justas vilipendiadas por políticos del tres al cuarto, que en su camino al poder han perdido el norte y la empatía necesaria, imprescindible, para gobernar un país.
Pronto esos mismos decidirán con sus votos quienes quieren que les gobiernen. Muchos obviarán sus condiciones laborales, su futuro, sus derechos, el estado del barrio en el que viven, las sostenibilidad, el precio del autobús… por cuestiones territoriales o mentiras de gargantúas. Y lo más triste es que la diversión del diálogo perspicaz, se diluirá entre largos monólogos insustanciales que desvirtúan el fin último de la película, que no es otra que llegar a acuerdos.
El resultado es que sin acabar marzo ya tenemos el primer incendio del año. El cambio climático del que algunos reniegan, sigue acelerando procesos de desertificación, mientras los meteorólogos siguen llamando buen tiempo a los 30 grados previstos para el 27 de marzo en Alicante.
Quizá lo que debería arder en realidad, es la tramoya, donde los bancos y las empresas del IBEX 35 escriben sus tragedias. Pero a ti, que hace demasiado tiempo cambiaste el teatro por un móvil, el periódico por el whatsapp, las clases por barracones y la credibilidad por una red social, todo ha dejado de importante. Todo, mientras te dé para comer, aunque tu lista de la compra se reduzca. Para tener wifi a mano, para que no te falte trabajo, aunque tu sueldo engañe y siendo más alto, cada día te dé para menos cosas.
En el entremés, Héctor Gómez y José Manuel Miñones han sustituido en el reparto a Maroto y Darias. Cambian de papel, pero a dos meses del estreno, no tenemos guion, ni programa, ni debate. Y en el presentado, como en el cartel sin color del circo de Feijoó, se ha omitido eso de que gobierne la lista más votada. Malabares, payasos, monólogos de risa… sin rastro de ironía, sin rastro de política.
Es irónico, que el día del teatro, solo haya una obra en toda la provincia: Las novias viudas en el Teatro Castelar. Los lunes aquí, son más de cine: el skyline, ¡aupa etxebeste! En Sant Joan, “yo no me llamo Rubén Blades” en la Cinemateca, cine de los 90 en la SEU, EL FESTIVAL DE HUManidades de Denia, historias de Tabarca, un recital en la SEU,
Como veis, la vida es puro teatro, aunque entre bambalinas, no se dignifique la profesión de actor, ni la de técnico, ni la de creador, ni la del crítico, ni la de docente. Confundir es el propósito del argumento, que olvides el texto y no haya un apuntador para devolverte a la escena, que te quedes sin vestuario y remiendes tú, con tu egoísmo, lo que la sociedad ya no sabe darte. Por no quedar, ya no queda ni puntualidad en la cita, ni debate de después. El fin, si me lo permites hoy, lo va a poner Ralph Nader: Tu mejor maestro es tu último error.
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