«Yo organicé una vez un evento. Y la peté».
Sí, eran tus amigos cumpliendo la excepción que confirma la regla. Lo difícil no es triunfar, sino tener continuidad. Y cada semana, son muchos los que nos llaman y nos dicen que «a la gente no le interesa la cultura, porque yo monto cosas y nadie viene».
– «Habría que saber, primero, si lo que programas es cultura» – contestamos. Y ya ofendido, sigue con la pregunta del millón:
-¿tú que harías?-
-Pagar-
-¿Pagar? ¿A quién? –
-A todos. Para empezar al artista. Luego a mí, o a los medios que elijas para difundir tus cosas, Después a un técnico que acondicione tu espacio. Y a un-a community manager, y a un diseñador-a que te diseñe los carteles. Y a un-a fotógrafo-a que venda en una imagen lo que realmente haces. Y a la ticketera y su porcentaje… –
-Buff, eso es un coñazo-
– No, eso es la cultura y su realimentación. Lo que le da libertad, fuelle, calidad y durabilidad-
Tu amigo Pepito, que toca la guitarra a cambio de dos cervezas, lo único que hace es jodernos a los demás. Os divertís. Vendes tu garito como espacio cultural y confundes al que no distingue entre beber y consumir cultura. Ese mal se extiende y como no paga (por la diversión) se cree con derecho para gritar cuando alguien sí que está tocando, o recitando, o actuando.
Ponte lo profundo que quieras. Pero esto no es cultura, porque no cumple los mínimos.
-¿Qué mínimos? –
-La dignidad-
No viene nadie porque fuera de las paredes de tu tasca hay 352 carteles de cosas que van a pasar este fin de semana. Y muchas de ellas tienen detrás un trabajo, un dinero invertido, un tiempo de promoción… y tú compites con un Facebook con 200 «me gustas», un Instagram lleno de fotos, mal hechas, de comida y un cartel que, en realidad, es una foto, en la que no especificas ni día, ni hora, ni de qué va, ni nada.
Así que tú cliente puede decidir venir a verte o no. Pero yo, la gente que sigue nuestras redes, los 100.000 que nos leen cada semana, tienen 352 cosas mejores que hacer. Porque aunque tú lo menosprecies, o no lo tengas en cuenta, hay mucha vida más allá de lo que tú consideras cultura.
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