Fomentar la cultura tiene un riesgo: que cuando el arte se pone de moda, el postureo desvirtúa la parte divertida del sarao. Si a eso le añadimos el factor GRATUITO, el despelote se convierte en máximo y un buen concierto acaba siendo una mezcla entre una sesión de fotos de Instagram, peleas por la cerveza gratis y niños cabizbajos que añoran, como nosotr@s, el aire cálido del concierto de The New Raemon y Vera Green .
Un simple euro de entrada marcaría la diferencia. Porque, a los que pasan de la cultura, un mero gesto les delata y si hay que pagar, se piensan dos veces el hecho de hacer el garrulo o tomarse un concierto de No More Knobs y Joe Crepúsculo como la previa financiada de una borrachera.
Snobismo al margen, se agradece el lujo matutino… y después de que, unas horas antes, los Pantomima Full me metieran en su saco de los aburridos, vino bien rememorar, a la inversa, los tiempos de after: Primero la conversación final en la terraza del «teatro», luego el efecto óptico de pasar de la oscuridad de una «antro», en este caso Las Cigarreras, a la luz del día de fuera (pero al revés) y luego la sesión de electrónica con el reloj marcando las doce (del mediodía).
Esa parte surrealista es total y con No More Knobs como cicerones, aquello más que Alicante, parecía Berlín, o Buenos Aires en una de esas noches de desenfreno maquinero.
Omar, Darío y Saray tienen el don de convertir una fría mañana de enero en una puta fiesta. Son arriesgados, se divierten y nos divierten. Y aunque el concierto fue breve y, básicamente, nos volvieron a mostrar el ímpetu de su primer EP y una pincelada sensible de Iván en acústico, nos dejaron a gusto con la noticia de que próximamente, tendremos las novedades grabadas en otro EP.
Con el listón de la fiesta por todo lo alto, saltó al escenario Joe Crepúsculo. Joel tiene talento musical, pero le falta un buen guionista que mejore sus Speeches, porque tiene la gracia en el ojete. Por suerte, su discoteca bipolar, con Aaron Rux como fiel acompañante, compensan la historia.
El concierto fue, básicamente, un repaso a «disco duro», el álbum (para mayores) que sacó el año pasado. «familia y cigarros» (en las cigarreras), «Pisciburguer», «te voy a pinchar»… y ya con el público en plena ebullición, estalló la bomba de relojería con «Rosas en el mar», «Maricas», «La canción de tu vida» o la canción dedicada a los del postureo: «mi fábrica de baile», que cambiaron de cara al descubrir, de repente, porque aquello estaba tan lleno de bailarines entregados.
La siguiente: plan ideal para el postureo, el 3 de febrero, con Las Chillers y sus versiones de Chenoa, Mecano, Sonia y Selena y mierdas así. Si es vuestro plan, la tienda de Alfonso el Sabio de cierta marca de telefonía ya está regalando las entradas de seis en seis…
Escucha «Disco duro» (2017) de Joe Crepúsculo:
Escucha «No More Knobs» (2016):
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